Este domingo, 15 de junio, es la Fiesta de la Santísima Trinidad, y, como cada año, celebramos en este día la Jornada Pro orantibus, “por los que oran”. Es una jornada dedicada a orar y a dar gracias a Dios por las personas consagradas contemplativas; y también es un día para dar a conocer entre nosotros esta vocación y forma de vida contemplativa tan necesaria y hermosa en la Iglesia y para orar por el don de nuevas vocaciones a la vida contemplativa.

Nuestra Diócesis de Segorbe-Castellón cuenta con 11 monasterios de monjas de vida contemplativa. Para muchos, sin embargo, incluidos católicos practicantes, los monasterios y las monjas de vida contemplativa son desconocidos y, en consecuencia, poco valorados.

El lema de este año para esta Jornada, “evangelizamos orando”, conecta la vida contemplativa y la oración con la tarea propia y primordial de la Iglesia, que es la Evangelización, y nos centra en lo que es esencial de la vida contemplativa, que es la oración. Los monjes y monjas contemplativos evangelizan ya con lo que “son”. Con su sola presencia y viviendo fielmente su propio carisma, los monasterios de vida contemplativa son faros luminosos en medio de un mundo que ha perdido la luz de Dios, la mayor riqueza del ser humano. Su propia vocación son de manera especial testimonio de fe y así instrumento de evangelización. Lo más esencial de los contemplativos es mostrar a los demás la belleza de la oración y su necesidad para mantener el ardor evangelizador; ellos nos ayudan a experimentar el misterio de Dios, que es amor, en la oración contemplativa. No hay anuncio eficaz del Evangelio que no nazca de la fecundidad de la oración. Es necesario encontrarse a solas con Dios, que nos ilumina para convertirnos en discípulos. H

*Obispo de Segorbe-Castellón