Cerrado por derribo. Ese es el cartel con el que Ximo Puig sueña día y noche ver colgado de la Diputación. Sabina decía: “Este bálsamo no cura cicatrices... calla más de lo que dice, pero dice la verdad”. El problema es que Puig no dice la verdad. En la última reunión del Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón, la Sra. Montón no venía a decir la verdad, llegó con el halo con el que aparecían en escena las divas de los años 50, etérea, distinguida, elegante, llegó a pie, pero el coche oficial la esperaba fuera, sabía que las cámaras estaban pendientes de ella. Se sabía superior. Yo sabía dónde estaba, la cosa se torció cuando, sin inmutarse, la consellera nos dijo que el sufrimiento de los pacientes de cáncer caería sobre nuestras conciencias, así fue, con su expresión de diva. Y yo, que he sufrido de cerca la caída de pelo, las náuseas, la incapacidad de cuidar a tus hijos, y la cercanía a la desesperación, pensaba: ¿esto es política? Nosotros ya existíamos antes de que las divas llegaran, el Hospital Provincial ya era un referente oncológico, la gente venía a operarse del resto de Europa, y eso era así porque nosotros creemos en esta provincia y hemos invertido esfuerzos y recursos. La obsesión de Puig es destrozarlo todo, desmantelar una provincia rural, rica, con talento, en la que nunca han creído y a la que nosotros amamos. Nos quieren destruir, nos temen porque saben que nuestro potencial es Castellón. Nosotros seguiremos luchando, por lo que somos, por lo que representamos, por lo que vamos a conseguir. H

*Portavoz del PP en la Vall