Últimamente, se percibe cierto temor por el futuro de nuestras pensiones. Y no es de extrañar. Nuestro sistema de pensiones se desmorona, las políticas del PP consiguieron dejar sus arcas a la mitad, haciéndonos pensar que no era rentable. Pero hay otro tema, igual de importante o más incluso, que es el de la natalidad, los futuros trabajadores y el futuro sustento de nuestro país. Asociando la maternidad al mundo laboral, y concretamente la situación en que se encuentran las mujeres en el periodo de embarazo, maternidad, lactancia, reducción de jornada o excedencia, podemos entender perfectamente el origen del descenso de esta cifra.

A todo el mundo se les llena la boca diciendo que hay que incentivar la natalidad porque es el futuro y supervivencia de cada nación. Y evidentemente lo es. Pero aquí en España, parece que en el momento que la mujer se incorpora al mercado laboral, tiene que elegir entre promocionar profesionalmente, o ser madre. No es compatible. Y como ejemplo, tenemos el de la presidenta del Círculo de Empresarios, que siendo mujer, y madre de seis hijos, decía entender a los empresarios que no contrataban a mujeres en edad de procrear. ¡¡Manda narices!!!

En el momento en que una trabajadora se queda embarazada, empiezan los problemas, y no solo en su propio cuerpo, que también, sino en sus decisiones como futura madre, que van a depender en primer lugar de la empresa, puesto de trabajo, y, sobre todo, de la voluntad del empresario. Quien, con más o menos facilidades, permitirá que la trabajadora haga uso de aquello que la ley le da derecho, como por ejemplo la baja por riesgo de embarazo, que debería ser obligatoria para todas las mujeres al acceder a dicha situación.

Cuando acceden a la baja por maternidad, normalmente desde el momento del nacimiento del niño, como no es discutible, no hay mayores problemas. Aunque en este punto, y comparándolo con el resto de países desarrollados, consideramos que el periodo de baja es excesivamente corto, tanto para la madre, como para el caso de que quiera compartirlo con el padre. Los que no estén de acuerdo con esto, podrán aludir, que para eso está la excedencia por cuidado de hijos. Sí, pero hoy en día, ¿quién puede permitirse el lujo de no cobrar el salario durante un periodo más o menos largo de tiempo? Por lo tanto, sería un tema a valorar, la prestación, durante la excedencia por cuidado de hijos.

La reducción de jornada por cuidado de hijos, va muy ligado a lo anterior, ya que hacen uso la mayoría de las mujeres que, con buen criterio, entienden que sus hijos necesitan de los padres durante los primeros meses de vida, pero que no pueden prescindir del sueldo, al menos en su totalidad. Por lo que no tienen más remedio que acceder a esta situación, la cual sí que genera muchos problemas, ya que siendo un derecho, parece que su aplicación sea un favor que concede el empresario. Concretamente en el apartado del horario, la ley es muy clara, que en caso de desacuerdo, corresponde al trabajador/a la elección de horario para preservar los derechos del menor, en este caso su atención. Desgraciadamente, sabemos que no siempre es así y lo sufrimos a diario en el sindicato, teniendo que reclamar constantemente un derecho tan obvio como este.

En definitiva, si queremos una España joven, capaz de sostener el sistema de pensiones y que el índice de natalidad aumente considerablemente, tenemos que ser capaces de construir más derechos y mejores, incentivando las prestaciones por hijos, complementando las prestaciones en situación de excedencia o reducciones de jornada por cuidado de hijos, y todo aquello que repercuta, en que tener un hijo no sea un castigo, sino un motivo de alegría. H

*Secretario Territorial Intercomarcal de les Comarques del Nord, UGT-PV