Entrevista a Merche Ventura
"Las políticas son felices pero aún sufren las actitudes machistas"
Profesora de Educación de la UJI y exportavoz adjunta de Ciudadanos en les Corts
¿Cuál es el grado de bienestar de los polític@s? Tras ocho años como diputada ha liderado un estudio pionero, a escala autonómica, que ya ha atraído la atención de consultoras nacionales e internacionales para ir más allá

La vila-realense Merche Ventura, en ‘Mediterráneo’, con la edición digital del libro que incluye su estudio de la felicidad de los polític@s. / Manolo Nebot
A políticos felices, ciudadanos más felices. Tras ocho años como nº1 de Ciudadanos por Castellón y portavoz adjunta en les Corts, la ya exdiputada autonómica Merche Ventura Campos (Vila-real, 1978) se planteó a finales de la pasada legislatura estudiar el nivel de felicidad del hemiciclo valenciano. Lanzó una encuesta en la que participaron 21 políticos (el 20%) -un 60% hombres y un 40% mujeres, de 46 años de media- y ahora acaba de publicar sus conclusiones en el capítulo Hacia una política del bienestar: la educación ciudadana y la confianza social, incluida en el libro free y compartido con otros autores Aportaciones al conocimiento actual desde la enseñanza superior (editorial Octaedro). Su actual trabajo como profesora de Educación en la UJI e investigadora en grupos de Psicología vinculados al tecnoestrés, tecnoadicción y uso del móvil en las aulas, así como la codirección del Máster en Psicología Positiva, le han dado las herramientas de análisis.
¿Por qué investigar sobre el bienestar de la clase política?
Investigo en mi día a día sobre la felicidad: de los docentes, de los trabajadores en las empresas,...Si un empleado tiene altos niveles de bienestar va a ser más productivo y tendrá mayor aportación social. Y pensé en estudiarlo la felicidad de los políticos, ¿estamos haciéndolo bien, son felices, si no algo está fallando, si no son felices no contribuyen al bienestar general.
¿Son felices los políticos valencianos? ¿se plantea ampliar el estudio a escala provincial o local?
Sí lo son. Las mujeres algo más, pero apenas hay diferencia. Y ampliaremos el estudio, si contamos con personal, a nivel de Castellón provincia y ayuntamientos. Ya nos ha llamado a la universidad una consultora de Asturias interesada y el Instituto Internacional de Marketing y Comunicación, interesado en que le realicemos un estudio similar. Trabajan el ámbito nacional, países de Latinoamérica, etc. En mi caso la encuesta fue anónima y no se citó el partido, pero se pueden cambiar las variables.
En su estudio cita a Platón...
La ciencia de la felicidad dice que uno es feliz cuando ayuda al bienestar de los demás. Ya lo decía Platón, la política sirve para hacer felices a lo demás, no para hacerte feliz a ti mismo. Si estás bien tú, vas a hacer que los demás lo estén. Una teoría, de hecho, lo dice «hacer el bien para sentirte bien». Es una pescadilla que se muerde la cola. El padre de la psicología positiva, Martin Seligman, sostiene que la variable que te hace feliz no es el dinero ni la salud, lo que llama la atención. Son el amor y las relaciones sociales. Tener vínculos y relaciones positivas con el entorno es el elemento clave para ser feliz.
¿Y esto ocurre en les Corts?
Según los resultados, tienen un nivel de felicidad óptima ellos y ellas, y similar: de una escala del 0 al 10, un 8,25. Pero sí que me llamó la atención una diferencia significativa: las mujeres se sienten más satisfechas que los hombres por su labor parlamentaria. Pero mucho menos con su grupo. ¿Se sienten menos representadas o con menos voz? ¿Qué está ocurriendo?
Otro ítem llamativo es que las mujeres políticas -de varios partidos- se han sentido más menospreciadas que ellos dentro de su grupo parlamentario. Sin apoyo...
Sí, en efecto. Hemos avanzado en igualdad de oportunidades y en la política parece que las mujeres pintamos mucho, existe esa visibilidad, pero a veces no se nos tiene en consideración. Y a mí como política me ha pasado. No me sorprenden estos datos. Yo era portavoz adjunta en les Corts de mi formación y me sentía privilegiada. En ese momento éramos las chicas portavoces adjuntas. Parece que tenemos el peso, y a mí me han respetado muchísimo, pero a veces la voz de un hombre se ha impuesto más. En el Congreso de los Diputados hay menos mujeres que hacen preguntas, tienen menos protagonismo (estudio nacional). Las mujeres tenemos nuestra voz, nuestro voto pero en ocasiones se sienten menospreciadas porque se respeta más la opinión de un hombre a nivel interno. Y a veces son actitudes machistas, que igual provienen de hombres que de mujeres dentro del propio grupo. Los hombres sí se sienten satisfechos.
¿A qué puede deberse esa discriminación interna?
Aunque a nivel de cargos orgánicos se está consiguiendo una representatividad de las mujeres cuando se le pregunta a las políticas -de Castellón, Valencia y Alicante que han participado- siguen percibiendo que hay un menosprecio a sus opiniones en sus grupos parlamentarios. Las tres variables con más diferencias hombres-mujeres son: ellas perciben menos apoyo social de sus compañeros cuando tienen problemas, más menospreciadas por su grupo y, por ello, menos satisfechas con este. En política ya se vive la competitividad y estas actitudes no ayudan.
¿Se generan más problemas en el ámbito familiar y personal?
Pues llama la atención que ser político le genera más problemas a hombres que a mujeres. Quizás ahora son más conscientes. La política roba mucho tiempo de la vida personal, tienes una agenda diaria apretada, actos el fin de semana. Se ven separaciones de parejas. El hombre responde sí en un 6,6, el doble que la mujer, 3,5. Una diferencia significativa. Quizás las mujeres lo tenemos más asumido.
¿Cómo cambiar esta situación de poca corresponsabilidad?
Creo que desde los propios grupos tendrían que desarrollar políticas de bienestar para los políticos: talleres de regulación emocional, de mindfulness o de trabajo en equipo. No olvidemos que son personas de a pie, con familia y, si están bien, harán bien su trabajo. Quien entra tiene que actuar de manera ética. A quienes conozco, de todos los partidos, sobre todo los nuevos, se dejan la piel. Son trabajadores. Yo lo hice por vocación social, para intentar mejorar la vida de los demás para ser yo más feliz. Tengo buen recuerdo de gente a quien he podido ayudar con iniciativas, desde la oposición. He llorado y me he abrazado. La mayor felicidad de un político es hacer un bien social.
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