Antes de que la ONU decida si ve motivos para una guerra contra Irak, el Gobierno expresó ayer su disposición a apoyar a EEUU en una eventual acción militar más allá de lo que establece el convenio bilateral de defensa, y no descartó hacerlo al margen del organismo internacional. La ministra de Exteriores, Ana Palacio, que compareció en la comisión correspondiente del Congreso, afirmó que el Gobierno "no rehuirá sus convicciones políticas" ni los compromisos con sus aliados. "Incluyo la autorización de las bases españolas", subrayó.

La jefa de la diplomacia reconoció que José María Aznar, en su viaje a Washington de diciembre pasado, habló con el presidente de EEUU, George Bush, sobre las "posibilidades" que recoge el convenio de defensa y también "pasaron revista a escenarios susceptibles de una contribución más específica con la coalición que se desplegase en Irak en el caso de una intervención".

Palacio hizo estas afirmaciones a cuatro días de que los inspectores de la ONU entreguen al Consejo de Seguridad --donde España tiene asiento como miembro no permanente-- su informe sobre el arsenal de destrucción masiva de Bagdad. Frente a la mayoría de los grupos parlamentarios, que consideraron "crucial" dicho informe y exigieron que España no apoye una guerra sin una resolución nueva de la ONU, Palacio señaló que las inspecciones "no son más que un medio" para conseguir el desarme de Sadam Husein y sentenció que la resolución 1441 de la ONU, de noviembre pasado, supone la "última oportunidad" para Irak.

FRACTURA

El debate alcanzó su momento de mayor tensión cuando el socialista Manuel Marín preguntó a la ministra si el Gobierno apoyaría un ataque unilateral y le advirtió de que, en tal caso, el PSOE dará por "roto el consenso de política de Estado" en materia exterior.

Palacio, visiblemente alterada, respondió que el ataque aún no está decidido, aunque "se apunta al multilateralismo", y añadió que "no es el momento para ir más allá". En su comparecencia, en muchas ocasiones confusa y ambigua, insistió en que la situación de Irak está "indisolublemente ligada al tema del terrorismo" y dictaminó que el carácter "agresivo" del régimen de Husein y su apoyo a grupos terroristas forman un "cóctel explosivo".

Casi todos los grupos reiteraron su exigencia, rechazada por el PP, de que sea Aznar quien vaya al Congreso para explicar la posición española. La oposición también expresó su malestar porque Palacio levantó la sesión sin permitir réplicas.