No es como la campaña de Jaime Mayor Oreja en el País Vasco, donde el candidato a lendakari apenas pisó la calle, pero casi. El PP catalán ha restringido los actos electorales al aire libre y en lugares públicos para intentar evitar broncas como la sufrida por el presidente del partido, Josep Piqué, el domingo en Lloret de Mar (Girona). Ante el temor de protestas por el apoyo del Gobierno a la guerra de Irak, el PPC ha diseñado una campaña que, según responsables del partido, "ha reforzado la seguridad" y prima los mitines en locales cerrados.

"Esto sólo pasa en Euskadi, por la amenaza de ETA, y en Cataluña, por la guerra de Irak. En el resto de España la campaña es normal", indica un dirigente. La restricción afecta sobre todo a los actos en los que participan miembros del Gobierno y a los máximos dirigentes del PP. Desde el inicio de la campaña, los ministros que han participado en actos electorales en Cataluña lo han hecho de forma casi clandestina.

El viernes pasado, el titular de Justicia, José María Michavila, participó en una reunión con asociaciones de vecinos que fue cerrada a la prensa. También se cerró la cena del vicepresidente Mariano Rajoy, celebrada el sábado con gallegos residentes en Barcelona. El mitin central del PP en Cataluña, que realizará en Barcelona el jefe del Ejecutivo, José María Aznar, está previsto que se celebre en un hotel.

El formato de campaña de Piqué también está estudiado para evitar boicots. Según fuentes de su equipo, la mayoría de los actos son en locales cerrados y los interlocutores son asociaciones o profesionales de un sector concreto. Los paseos por la calle, si se producen, son cortos y rápidos.