La Audiencia Nacional condenó ayer al exdirigente de ETA Santiago Arróspide, Santi Potros, a 12 años de cárcel por ordenar, en 1986, al Comando Barcelona la colocación de un coche bomba en un concesionario de Citroën. El atentado hirió a cuatro personas.La sentencia obliga al etarra a indemnizar al dueño del concesionario con 180.303 euros (30 millones de pesetas) y a pagar unos 35.000 euros (casi seis millones de pesetas) a los heridos y afectados.