"Pedaleando en el aire". Así se queda, según algunos responsables de la lucha antiterrorista, la dirección política de ETA tras las detenciones, ayer, de Gorka Palacios Alday, Juan Luis Rubenach, Iñigo Vallejo y José Miguel Almendoz. Las fuentes consultadas aseguraron que la desarticulación del aparato militar de ETA es el mayor golpe policial infligido a la organización terrorista desde la captura de su dirección el 29 de marzo de 1992 en Bidart (Francia).

La caída de Palacios se produce cinco días después de la detención de Ibon Fernández Iradi, Súsper, el 4 de diciembre en Mont de Marsan (Francia). La información obtenida de Súsper, que dirigía junto a Palacios los comandos, fue decisiva para llevar a cabo la redada de ayer.

El filón de ´Súsper´

Ayer, el regocijo de los responsables de la lucha antiterrorista era mayúsculo. Fuentes policiales resaltaron el filón informativo que han supuesto las dos capturas de Súsper. Los papeles que se le confiscaron hace un año, cuando fue arrestado y huyó de la comisaría de Bayona, permitieron la detención de unos 80 activistas y candidatos a ingresar en ETA. Se cortó así la renovación de la banda por la base. Muchos de los detenidos dieron pistas para localizar a Súsper, cuya reciente captura facilitó las detenciones de ayer.

De ahí que ahora la dirección política se haya quedado "colgada de la brocha", en palabras de un jefe policial. La cúpula de ETA --compuesta por los históricos Félix Alberto López de Lacalle, Mobutu; Mikel Albizu, Antza; y José Antonio Urruticoetxea, Josu Ternera-- sólo conserva tres estructuras: relaciones internacionales, integrada por Pedro Esquisábel, Izaskun Recalde y José Manuel Peagoaga; el aparato de acogida en Francia, encabezado por Jon Irazola; y el enlace con el colectivo de presos, responsabilidad de Yolanda Molina. Si Súsper y Palacios dirigían los comandos, los otros dos arrestados, Rubenach y Vallejo, adiestraban a nuevos terroristas.