El juez de la Audiencia Nacional Guillermo Ruiz Polanco decretó ayer el ingreso en prisión de Gorka Loran y Garikoitz Arruarte, los presuntos etarras detenidos en Nochebuena por colocar explosivos en el Intercity San Sebastián-

Madrid. Les imputa la comisión de 180 delitos de tentativa de asesinato, tantos como pasajeros viajaban en el tren.

El juez también les imputa la colocación de la bomba que estalló la tarde anterior en la vía férrea de Pedrola (Zaragoza) y de la que se encontró en Samper de Calanda (Teruel), que debía estallar a las 18.00 horas del día de Nochevieja, pero el propio Arruarte ayudó a que la desactivaran las Fuerzas de Seguridad.

A las tentativas de asesinato, el magistrado añade los delitos de pertenencia a banda armada, terrorismo, depósito de armas de guerra y tenencia de explosivos.

Ruiz de Polanco también dictó dos órdenes de búsqueda y captura contra Josu Oiaga y Ane Biurraren Zubiarrain, presuntos colaboradores de los detenidos en paradero desconocido. Al primero le acusa de haber prestado a los detenidos el coche de su padre en el que trasladaron los explosivos, y a Oiaga, de haberles dejado el garaje.

Loran y Arruarte se negaron a declarar ante el juez pero dijeron a la policía que, tras recibir el material explosivo, su única preparación consistió en un cursillo sobre explosivos de 45 minutos. Se lo dieron el pasado octubre en el monte Aralar dos miembros liberados de ETA.

Los detenidos dejaron un walkman dentro de la maleta de explosivos del tren que debía activarse 45 minutos antes de la explosión y emitir, por dos pequeños altavoces, un mensaje de ETA que avisaba a los pasajeros para que abandonasen el tren. El aparato tenía las pilas agotadas.

La Audiencia Nacional también ha condenado al exdirigente etarra Santiago Arróspide Sarasola, Santi Potros, a 13 años de prisión como autor del secuestro del industrial José Lipperheide en 1982.