La OTAN decidió ayer reforzar con más de un millar de soldados adicionales sus tropas en Kosovo para contener la ola de violencia que en apenas 24 horas ha dejado un saldo de, al menos 31 muertos y 500 heridos. La magnitud y la dureza de los enfrentamientos entre serbios y albanokosovares, cuatro años después del fin de la guerra, ha disparado la alarma de la comunidad internacional, que teme que se produzca una desestabilización en toda la región.

La violencia, que empezó el miércoles en la dividida ciudad de Kosovska Mitrovica, se extendió después por toda la provincia y salpicó también, en la madrugada de ayer, a algunas de las principales ciudades de Serbia, como Nis y la capital, Belgrado.

Ante la gravedad de la situación, el general alemán Holger Kammerhoff, comandante de la Kfor --la fuerza multinacional bajo mando de la OTAN-- solicitó refuerzos. Dos compañías "de unos 100 soldados cada una", procedentes de los contingentes de EEUU e Italia en la vecina Bosnia y Herzegovina, fueron trasladados a Kosovo ayer mismo y se esperaba también el envío desde Bosnia de otros 150 soldados.

750 EFECTIVOS BRITÁNICOS Además, respondiendo asimismo a la solicitud de la OTAN, Gran Bretaña anunció el envío de 750 soldados de uno de sus regimientos con base en el oeste de Londres. La Kfor contaba hasta ahora con 17.500 hombres.

Kammerhoff decidió también autorizar a sus tropas a hacer uso de toda la fuerza necesaria para hacer frente a la situación.

La violencia se generalizó de madrugada y siguió durante el día de ayer. En varias poblaciones de Kosovo, entre ellas Pristina y Obilic, grupos de albanokosovares prendieron fuego a viviendas de la minoría serbia e iglesias ortodoxas. En Obilic, un centenar de serbios tuvieron que ser evacuados. En la tarde de ayer, seguían aún los choques entre jóvenes albanokosovares y soldados de la Kfor en Kosovska Mitrovica, Pristina y otros puntos de la provincia. Al menos 35 soldados de la fuerza multinacional resultaron heridos entre el miércoles y ayer.

También de madrugada estallaron los disturbios en Serbia. Tanto en Belgrado como en Nis, miles de personas que salieron a la calle a manifestarse en solidaridad con los serbios de Kosovo arremetieron contra las fuerzas de seguridad e incendiaron las mezquitas de ambas ciudades.

El futuro estatus político y constitucional de Kosovo está pendiente de resolución y es una de las causas de incertidumbre. Formalmente aún una provincia de Serbia, las autoridades de Belgrado no tienen en la práctica ningún control sobre este territorio desde el fin de la guerra de 1999 y la instauración de la administración de la ONU. En estos cuatro años, la tensión entre las comunidades serbia y albanokosovar ha estado siempre presente y cualquier chispa podía encender la mecha.

El martes, la chispa fue la muerte de tres niños albanokosovares que murieron ahogados en el río Ibar, en Kosovska Mitrovica, cuando --según informaciones no confirmadas pero ampliamente difundidas en la comunidad albanokosovar-- huían de unos serbios que les perseguían con perros o fueron lanzados al río por sus perseguidores.

"INTENTO DE POGROMO" El recién elegido primer ministro de Serbia, Vojislav Kostunica, calificó ayer los incidentes en Kosovo de "intento de pogromo" contra los serbios de Kosovo. "La violencia ha sido planificada con antelación y muy bien coordinada. Se trata de un intento de pogromo y de limpieza étnica", afirmó. Kostunica condenó también los disturbios en Serbia y el incendio de las mezquitas.

Varias capitales europeas hicieron llamamientos a la calma. Rusia pidió una reunión urgente del Consejo de Seguridad.