El comportamiento de la estructura de los trenes que explotaron el 11-M y los elementos ignífugos de los materiales del interior de los vagones evitaron un mayor número de víctimas.

Así se señala en tres informes remitidos por Renfe a la comisión de investigación sobre el 11-M, en relación con la respuesta que tuvieron los trenes en la explosión de las bombas que los terroristas situaron en su interior.

Los informes fueron elaborados por las empresas Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles SA (CAF), Alstom y Fainsa unos días después de la masacre de Madrid en las cocheras donde se depositaron los trenes afectados.

En los documentos se afirma que los artefactos destrozaron los asientos y los laterales del vehículo en un radio de entre dos y tres metros. El estudio, sin embargo, destaca "el buen comportamiento estructural" del tren y lo "adecuado" de "las características ignífugas de los materiales" de las sillas y los revestimientos.

DIFÍCIL RESCATE Se afirma que, "si en los primeros minutos se hubieran producido humos o llamas, la gravedad del accidente podría haber sido mucho mayor, además de hacer muy difícil el rescate".

Otros aspectos que se recalcan son que la construcción de los asientos en formas redondeadas y con poliéster reforzado con fibra sirvió para que no hubiera esquinas cortantes y que sirviera de pantalla a los impactos, y que las protecciones eléctricas actuaron correctamente al no detectarse cortocircuitos.

El informe explica también que el comportamiento ante el fuego fue "muy bueno, ya que no hay restos ni siquiera de inicio de fuego", y que "en caso de haberse producido una inflamación de algunos elementos interiores, los daños personales hubieran sido aún mayores".

"El comportamiento tanto estructural como de los elementos incorporados al mismo fue excelente, a pesar de no haber sido diseñados para trabajar en condiciones de la enorme sobrepresión a la que fueron expuestos", concluye el documento.