La exministra de Asuntos Exteriores Ana Palacio atribuyó, en su comparecencia la noche del miércoles, al que fue su número dos, Ramón Gil-Casares --persona próxima a José María Aznar--, los telegramas enviados a las legaciones españolas en el extranjero el 11-M instándoles a atribuir a ETA los atentados. Palacio dijo que compartía los mensajes y argumentó que se enviaron para contrarrestar la "confusión" causada por el líder de Batasuna, Arnaldo Otegui, que negó la autoría etarra.

Todos los grupos, salvo el PP, presentaron los citados telegramas como muestras de la estrategia del anterior Gobierno para apuntar a ETA y tapar la prelación de la línea de investigación islamista. En esa estrategia enmarcaron, además, la celeridad con que se impulsó la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada el día 12, que condenó a ETA por la matanza.

Jordi Jané (CiU) preguntó a Palacio por qué su ministerio, a las 17.30 horas del día 11, ordenó a los embajadores "confirmar" la autoría de ETA, cuando, a esa hora, ya se había revisado la furgoneta que abrió la segunda vía de investigación. "A las 17.30 horas, para mí, la autoría de ETA no tenía dudas", dijo la exministra.

Varios portavoces inquirieron a Palacio por unas declaraciones que realizó a la cadena británica BBC el día de las elecciones del 14-M, en las que aseguraba que la pista de ETA era "fuerte". La exministra reclamó una traducción con "traductor jurado".