La célula paquistaní desarticulada por los Mossos d´Esquadra el pasado noviembre en Barcelona obtenía parte de sus ingresos mediante extorsiones a compatriotas suyos adinerados. Fuentes cercanas a la investigación explicaron ayer que algunos de los detenidos llegaron incluso a protagonizar algún secuestro y torturas, para obtener el dinero que luego enviaban a la célula terrorista de su país, con la que colaboraban.

Los métodos que los detenidos utilizaban para amedrentar a la comunidad paquistaní afincada en Barcelona eran propios de grupos mafiosos: amenazaban a las víctimas con torturar o secuestrarles a ellos o a sus familias. Las víctimas desconocían el fin que los chantajistas destinaban a su dinero, ya que éstos no solían presentarse como colaboradores de la célula islamista, sino como cualquier otro grupo mafioso vinculado a la delincuencia común.

Sin embargo, el presidente de la asociación de trabajadores paquistanís en Barcelona, Javed Ilyas, negó ayer las acusaciones y aseguró: "Es una mentira más para difamar a nuestra comunidad". Ilyas explicó que alguno de los 10 detenidos en Barcelona por su presunta vinculación a Al Qaeda protagonizaron un altercado en un bar, y negó que en la comunidad paquistaní catalana se hayan producido secuestros o extorsiones.

Los investigadores insistieron en que el mutismo entre las víctimas extorsionadas dificultó las pesquisas.