Gaspar Llamazares invitó ayer a sus competidores Felipe Alcaraz y Enrique de Santiago a "compartir una misma dirección". En su discurso de apertura de la asamblea extraordinaria, el coordinador general hizo autocrítica y ofreció "una dirección cohesionada y con confianza entre sus miembros" y una "revolución participativa" de los afiliados para "hacer posible el tercer espacio político". A última hora, los partidarios de Alcaraz y De Santiago no descartaban un candidato de consenso que podía ser Enrique Centella, de Córdoba.

Llamazares alertó sobre "las operaciones de desestabilización que prepara la derecha". Tras denunciar que el PP quiere atrincherarse en el Tribunal Supremo para paralizar los avances en derechos civiles, aseguró que "también llevará la desestabilización a la economía" y previno que "no hará campaña a favor de la Constitución europea para, a la vista del resultado, plantear una moción de censura". En ese escenario no descartó que el PSOE opte por convocar elecciones, "lo que sería un error, plegarse a la desestabilización del PP y ceder en la política de cambio".

COHESIÓN En ese sentido reafirmó la política de "oposición exigente" que ha realizado y con la que, según dijo, está de acuerdo su contrincante Alcaraz. Para acentuar el perfil de IU, propugnó "cohesión en la dirección" y compromisos programáticos con los movimientos sociales y la izquierda periférica.

Pese a la oferta de dirección integradora, Llamazares dejó los primeros puestos de la lista que presentará hoy para Rosa Aguilar como número dos, seguida del poeta Luis García Montero y de los diputados Isaura Navarro y Ángel Pérez. El hecho de que Pérez, excoordinador general de Madrid, aglutine a la mayoría de los 131 delegados madrileños hace prever que la lista llamazarista será la más votada.

AUTOCRÍTICA En su informe, Llamazares reconoció "luces y sombras" en su gestión. Consideró decisiva la contribución de IU a las movilizaciones que acabaron derrotando a la "derecha extrema que amenazaba --dijo-- la democracia", y se sintió "feliz" de que "el señor Aznar sólo pueda darnos la bronca con intervenciones extemporáneas".

Más allá de la penalización de la ley electoral admitió su "incapacidad de cohesionar la dirección e impulsar una línea política y programática más definida". Reconoció no haber logrado un equipo de dirección y, como guiño a Francisco Frutos, que quería ir al Parlamento Europeo, admitió: "No lo he hecho bien en la candidatura europea".