Artur Mas salió ayer al paso de las acusaciones de despilfarro, ineficiencia y mala gestión expuestas en la auditoría sobre los 23 años de pujolismo elaborada por el tripartito. "¿Quién puñetas se han creído que son para suspendernos a nosotros?", clamó. Para el líder de CiU, el actual Gobierno catalán ha "perdido un año" buscando irregularidades y no ha hallado "nada".

A su juicio, el tripartito carece de "legitimidad" para juzgar la etapa de CiU, por lo que retó al Ejecutivo catalán a "ir a los tribunales". Maragall reprochó a Mas el "poco nivel" de la administración de CiU y consideró "imperdonable" que sus antecesores no apostasen por una gestión más "potente".

Mas no vio razón para admitir las "ineficiencias" reflejadas en la auditoría. Cuestiones como la proliferación de organismos innecesarios o los contratos con indemnizaciones a altos cargos pese a no estar permitidos son, dijo, "pecata minuta".

El Gobierno catalán ha puesto en manos de sus servicios jurídicos centrales la auditoría para conocer si se derivan responsabilidades penales o civiles de las irregulares detectadas. Y, si las hubo, iniciar acciones legales.