José María Aznar fue ayer el plato fuerte en la inauguración de la convención nacional del PP, en Madrid, y consiguió acaparar todo el protagonismo con un discurso en el que azuzó aún más el radicalismo del partido. El expresidente acusó a José Luis Rodríguez Zapatero de "mendigar" un cese de la violencia, de "humillarse" a sí mismo y a todos los españoles con esa actitud, incluso de inacción, frente a ETA.

Aznar dedicó la mitad de su intervención a presumir de la eficacia de su política antiterrorista y a descalificar la de Zapatero, hasta el punto de asegurar que el presidente ha "doblado la rodilla" ante la banda y ha puesto al Estado "en tregua". El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, se quedó solo al reclamar "moderación" y huida de todo "dogmatismo".

Aunque el expresidente empezó pidiendo comprensión porque se sentía "desentrenado" y aseguró que no pretende volver a entrenarse, demostró que su alejamiento de la vida política no es tal. Los dirigentes, afiliados e invitados que abarrotaban el plenario de la convención, esperaban con ansia su discurso.

"SUPIMOS PERDER" Subió a la tribuna mientras de fondo se proyectaba la imagen de cómo quedó su coche tras el atentado de abril de 1995. Tras una primera parte en la que recordó la "dura prueba" que el PP pasó hace dos años y una felicitación a todos por lo bien que "supimos perder", el presidente de la FAES dio por hecho que el PP ya está listo para ganar las generales.

El momento del balance --ayer se conmemoraban 10 años de su primera victoria-- consistió en presumir de la "transparencia y honestidad" en sus pactos con los nacionalistas en 1996 y en lo claro que dejó su rechazo a las reformas de la Constitución y de los estatutos de autonomía. En su opinión, el Gobierno socialista ha desestabilizado la situación por "dudar de la existencia de España como nación" y entrar en un "constante regateo de deudas históricas", lo que le sirvió para sacar a relucir el peligro de que España sea "a medio plazo un país balcanizado".

El paso del discurso territorial al del terrorismo fue abrupto. "Sabemos que los terroristas deben ser vencidos. Vencidos. Porque sabemos que pueden ser vencidos". Hasta tres veces lo dijo ante el delirio del auditorio.

Manuel Fraga probó que la edad no ha frenado su incontinencia verbal. Al rememorar el 23-F, dijo que en él participaron "personas llenas de buena voluntad". Las caras de los que le escuchaban se dividían entre las divertidas y las de estupor.