Las declaraciones de uno de los principales imputados del 11-M provocaron ayer una tensa bronca en el Congreso entre el Gobierno y el PP. El portavoz del Grupo Popular, Eduardo Zaplana, interpeló al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, sobre las supuestas lagunas en la investigación del atentado. Zaplana insistió en que Rubalcaba no tiene interés en que se conozca toda la verdad. La respuesta del titular de Interior fue que el PP comete una "inmoralidad" al llevar de nuevo esta cuestión al Parlamento y que no busca la verdad sino que obedece "las órdenes" del director de El Mundo, Pedro J. Ramírez.

El País reveló el miércoles que José Emilio Suárez Trashorras, acusado de facilitar los explosivos para el 11-M, cobró del medio que dirige Pedro J. Ramírez por sostener en una entrevista que el 11-M fue "un golpe de Estado" para desalojar al PP del poder. El diario del Grupo PRISA transcribe una conversación, grabada en la cárcel, en la que el exminero confiesa a sus padres que contaría hasta "la guerra civil mientras El Mundo pague". El País aprovecha esta revelación para desmentir los agujeros negros de la investigación supuestamente descubiertos por El Mundo y de los que se hace eco el PP.

LAS VERSIONES DEL EXMINERO Trashorras, que ha cambiado cuatro veces su declaración ante el juez Juan del Olmo, aseguraba en El Mundo que él no es más que una "víctima", que los islamistas mantuvieron contactos con etarras y que altos mandos de las fuerzas de seguridad están implicados en la matanza.

A cuenta de estas informaciones, el debate parlamentario de ayer recordó al cruce de acusaciones que se produjo entre el PSOE y el PP a los pocos días del atentado. Por ejemplo, Zaplana volvió a implicar a ETA al recordar que un miembro de la banda robó un coche cerca del domicilio de un imputado en el 11-M. Asimismo, exigió al Gobierno que responda a "la debilidad de la instrucción del sumario".

En su respuesta, Rubalcaba evidenció la contradicción de que el PP pida explicaciones al Gobierno actual sobre lo que fue su responsabilidad. Y fue más allá al acusar a los populares de falta de independencia: "Su problema es que no traen este debate para buscar la verdad sino por orden de quien manda en el PP", espetó el ministro en referencia al director de El Mundo. Además, Rubalcaba afeó al PP que quiera "reescribir la historia" y que, para ello, dé crédito a las palabras de un acusado de matar a 192 personas. "Glorifican a miserables que tarde o temprano acabarán en prisión", sentenció.

INTERESES ECONÓMICOS Para el titular de Interior, detrás de la investigación de El Mundo hay también un interés crematístico. Puso como ejemplo a los medios de comunicación estadounidenses que se enriquecen a costa de difundir que fue George Bush quien hizo derribar las Torres Gemelas para justificar la guerra de Irak. La diferencia, dijo, es que "ningún partido político lleva esta teoría al Parlamento".

Según Rubalcaba, el PP, para abonar la "teoría de la conspiración", no tiene empacho en someter al Parlamento al "bochorno de sus delirios". Les hizo ver que no hay pruebas sobre la participación de ETA y que incurren en una "enorme contradicción" cuando defienden que la misma banda que declaraban "prácticamente vencida" fue capaz de "organizar el atentado más grande de su historia criminal".

LA "CONSPIRACIÓN" Rubalcaba mantuvo que solo hubo una conspiración, la que protagonizó el PP "para intentar engañar a todos los españoles". El ministro añadió que las tesis de los conservadores son inverosímiles porque llegan a implicar a "miles de voluntades", las de policías, guardias civiles y los servicios de inteligencia de España, Francia y Marruecos.