Se acabó la época del no a todo como única estrategia en el PP. Mariano Rajoy pidió a los suyos que vuelvan los ojos hacia el futuro y demuestren que son un partido con un proyecto claro para recuperar el poder que perdieron hace dos años. El líder del PP aprovechó la clausura del XII congreso de Nuevas Generaciones para recoger el mensaje en el que más insistieron los jóvenes populares: moderación y "revolución ideológica desde el centro reformista". Para ello, es necesario combinar la tarea de hacer oposición con la de aportar soluciones. Rajoy dijo estar dispuesto a ello y dio por terminado "el tiempo de la crítica a secas".

Se lo dijo, de forma menos contundente, a los miembros de la junta directiva nacional el pasado día 11 de septiembre. Entonces recordó que creerse capaz de plantear alternativas a los seis meses de perder las elecciones es ser "de un optimista contumaz". Más de dos años después, Rajoy promete ser tan crítico "como aconsejen las circunstancias", pero pactar con el Gobierno cuando juzgue adecuadas sus propuestas.

Pero la insistencia de dirigentes como Eduardo Zaplana o Ángel Acebes en el supuesto complot del 11-M plantea un problema para cumplir esta voluntad.