Con el anuncio de que los príncipes de Asturias esperan su segundo hijo, la conveniencia de revocar la supremacía del hombre sobre la mujer para acceder al trono ha salido de nuevo a relucir. Ni el Gobierno ni el PP se oponen a proclamar en la Carta Magna la igualdad de sexos para reinar. El acuerdo, imprescindible, se ha dado desde el primer momento. Pero los dos grandes partidos mantienen diferencias sobre cuál es el momento adecuado así como la forma de plantear la modificación de la Constitución. El líder del PP, Mariano Rajoy, dijo ayer que es "proclive" a dialogar con el Gobierno sobre la reforma, pero avisó de que el fin de la legislatura está "demasiado próximo" como para acometer el cambio.

La observación del dirigente del PP apunta a lo complicado de los trámites. Para cambiar la Constitución es necesario que dos tercios de las dos cámaras del Parlamento estén de acuerdo y el proceso conlleva disolver las Cortes y convocar un referendo. Pero, aunque Rajoy dijo estar dispuesto a "acordar" las reformas que sean necesarias y los "tiempos" para realizarlas, su portavoz en el Congreso, Eduardo Zaplana, declaró que el cambio para favorecer la igualdad sexual en el acceso al trono "ya debería estar resuelto".

INFORME Lo cierto es que las cuatro modificaciones de la Carta Magna --suprimir la ley sálica, reformar el Senado, introducir los nombres de las comunidades autónomas y la mención sobre el encaje de España en la Unión Europea-- formaban parte del programa electoral con el que el PSOE llegó al Gobierno. Y, por ese motivo, el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero inició el proceso al recabar la opinión del Consejo de Estado.

El informe de este órgano consultivo presidido por Francisco Rubio Llorente no puso pegas a los cambios en el artículo 57.1 y propuso un texto en el que los "sucesores" del príncipe Felipe accederán a la Corona siguiendo el orden de "primogenitura". Lo que el Consejo de Estado recomendó es subrayar que el papel de heredero recae en el príncipe de Asturias. Y por ese motivo, aconsejó citarlo expresamente.

Pero el PP no considera prioritarias las otras tres reformas que persigue el Gobierno. De hecho, Zapatero emplazó a Rajoy en el último debate sobre el Estado de las Autonomías a que diera su visto bueno para hacer del Senado una auténtica cámara territorial y dejó claro que si el PP no lo aprobaba, se dejaría para otra ocasión. Los conservadores, en cambio, consideran urgente otro tipo de cambios en la Carta Magna. Fundamentalmente, los que se encaminen a rescatar algunas competencias de las autonomías para blindarlas como estatales.

El portavoz del PSOE en el Congreso, Diego López Garrido, culpó ayer al PP de que las reformas constitucionales estén paralizadas y le recordó que el Gobierno no se plantea reformar solo la cuestión de la sucesión. Aunque el socialista expresó sus reservas sobre lo sincero de la voluntad de Rajoy, dijo que no ha "perdido la esperanza" y emplazó a los populares a definirse claramente: "La pelota está ahora en el tejado del PP".

SIN URGENCIA Aunque la noticia del embarazo de Letizia ha vuelto a sacar a colación la cuestión sucesoria, tanto el Gobierno como el PP admiten que no es urgente dado que el príncipe Felipe todavía puede tardar años en acceder al trono. Además, si este cambio en la Carta Magna no va acompañado del resto, en la práctica se convertiría en un referendo para que los españoles expresaran si están de acuerdo en mantener la monarquía o prefieren otro régimen. Ni el Gobierno, ni el PP, ni por supuesto la Casa Real, tienen interés en que este debate se produzca.