Insultos, tomates, huevos, zarandeos, empujones, retrovisores rotos e indignación de unos y de otros. Lo que ya se vio en algunos actos del PP durante la campaña del referendo del Estatuto de Cataluña se repitió ayer en Martorell (Barcelona), justo antes y después de un mitin del PP con Josep Piqué y Ángel Acebes como protagonistas.

Medio centenar de jóvenes, algunos con banderas independentistas y otros con cacerolas --como en los días del no a la guerra de Irak--, sacudieron a los dirigentes populares a su llegada al Centro Cultural de Martorell, frente al que apenas había una decena de guardias civiles, que no pudieron impedir las agresiones. Pero no fue ese el momento en el que los manifestantes se hicieron visibles. Lo habían hecho 5 minutos antes, cuando dos asistentes al acto del PP les intentaron arrebatar la pancarta que portaban: "Martorell, pueblo de trabajadores/as. No quiere fachas ni explotadores/as".

"ENERGÚMENOS" Una vez dentro, los dirigentes populares dieron el mitin previsto en un auditorio que no se llenó, según Piqué, "por culpa de los energúmenos que están ahí fuera". El acto discurrió con una banda sonora constante: la de las cacerolas y los gritos que llegaban desde la calle. "Es difícil ser del PP en Cataluña --gritó Piqué a sus militantes--. Cuando le tocó el turno a Acebes, este soltó frases ya escuchadas en la campaña del Estatuto: "Teníamos que estar hablando de vivienda, de economía, pero tenemos que volver a hablar del derecho a discrepar en libertad". El secretario general del PP declaró que no pasarán "por el aro de la intransigencia" y que no están dispuestos a convivir "con la intolerancia, los ataques y los insultos". "Seguiremos viniendo a Cataluña; no os vamos a dejar solos", prometió a Acebes.