Ser amigo o conocido de los jefes de la Policía Local de Marbella tenía sus ventajas y daba prioridad a la hora de acceder de forma gratuita a los coches interceptados por la grúa municipal, según se desprende de la última parte del sumario de la operación Malaya. Los responsables policiales llegaron a apropiarse de vehículos retirados en controles de alcoholemia o "anómalamente" cedidos por toxicómanos fallecidos.

Según consta en el sumario, la Policía Local subastó de manera irregular hasta 500 vehículos entre los años 2000 y 2005, siempre con el visto bueno del exjefe de la Policía Local Rafael del Pozo y el subinspector Juan Esteban Saborido, ambos también imputados en el caso.

Chatarra de lujo

Los coches salían con un precio inferior al real, como un Masserati por apenas 100.000 pesetas en el año 2000, y casualmente las pujas casi siempre quedaban desiertas, pasando a ser propiedad del Ayuntamiento. En ese momento los vehículos se adjudicaban a la empresa privada responsable de la grúa --Cactus Enterprise SL, propiedad de otro imputado-- en concepto de gasto de depósito y otros eran moneda de cambio de la red organizada por Del Pozo y Saborido.

Uno de los directivos de la empresa de la grúa relató al juez que en varias ocasiones recibió órdenes para que "entregara los vehículos a sus dueños sin cargo ni documentación acreditativa alguna". Además, el canon que la empresa debía pagar por la explotación del servicio durante 10 años (1,8 millones de euros) se canjeó por un helicóptero calificado de "chatarra" y valorado en 180.000 euros. Según este directivo, las multas se cobraban en el depósito y el dinero se entregaba al subinspector Saborido. Un hecho que coincide con el informe municipal que criticaba la nula fiscalización de las multas.

Las trampas

Los beneficiarios de los coches eran generalmente del entorno cercano de estos mandos. Saborido usó un Peugeot 406 propiedad de un toxicómano "rematriculado por su propietario" tres años después de que este falleciese, y en otra ocasión aceptó que el dueño de un Volkswagen Corrado lo retirase del depósito si canjeaba los gastos por otro coche para un familiar.

Pero el caso más llamativo es el de la ex alcaldesa Marisol Yagüe. El BMW que conducía había sido robado en Francia. La aseguradora se hizo cargo, pero el coche acabó en Sevilla, donde fue vendido como vehículo de segunda mano. El comprador pagó 12.000 euros, pero nunca tuvo la documentación. Y, tras denunciarlo a la Guardia Civil, continuó utilizándolo como depositario. Se lo dejó a un amigo, que fue sorprendido en un control de alcoholemia en Marbella. El vehículo fue intervenido y llevado al depósito y poco después, Marisol Yagüe era fotografiada al volante del mismo.