El Gobierno vasco condenó "con total rotundidad el cobarde atentado" de ETA y consideró que, junto con los anteriores intentos fallidos de la banda, queda en evidencia el fracaso de quienes, en el mundo de Batasuna, afirma apostar por las vías políticas.

El Ejecutivo de Vitoria centró sus críticas en la formación ilegalizada, a la que reprochó que optara por un "silencio cobarde". También le recriminó su complicidad con la banda terrorista y su "absoluta sumisión a los planteamientos y dictados irracionales de ETA". En un mensaje a los dirigentes de Batasuna, afirmó que su falta de autonomía les aboca a "ser meras comparsas" de los terroristas y a "asumir sus crímenes".

El portavoz de la ejecutiva del PNV, Iñigo Urkullu, opinó que "ETA no provoca más que desprecio", y culpó a la banda de haber perdido "el tren de adecuarse a la realidad vasca".

Desde las filas socialistas, José Antonio Pastor, portavoz parlamentario del PSE, apeló a la unidad de todos los partidos democráticos, mientras que el edil del Ayuntamiento de San Sebastián Ramon Etxezarreta consideró que "el sermón de ETA y el de la izquierda aberzale van en dirección contraria".

MANO DURA Por su parte, la presidenta del PP vasco, María San Gil, expresó que, contra ETA, "solo vale la mano dura, la aplicación estricta de la justicia y la puesta en marcha de medidas para su derrota eficaz y absoluta". Añadió que es "un dato objetivo" que querer negociar con la banda terrorista no conduce a su derrota, sino a que "se sienta con más oxígeno y más fuerza" para atentar.

La presidenta de EA, Begoña Errazti, manifestó que ETA "no aporta nada", y aseguró que su existencia impide el desarrollo de un proceso de paz. También destacó la contradicción que supone que Batasuna pida que se respete la palabra de los vascos y no rechace el atentado.

Idéntico mensaje trasladó a los aberzales el portavoz de Ezker Batua, Mikel Arana, quien lamentó, además, que se haya producido un "regreso a los tiempos oscuros".

El vicecoordinador de Aralar, Jon Abril, resaltó que el atentado no supone ningún avance en la resolución del conflicto político ni en la normalización de la sociedad vasca.

Los obispos de las diócesis de Bilbao, Donostia-San Sebastián y Vitoria-Gasteiz, Ricardo Blázquez, Juan María Uriarte y Miguel Asurmendi, condenaron el ataque y reclamaron "la desaparición de ETA". En un comunicado, expresaron su voluntad de renovar el "compromiso por la paz" y animaron "a la comunidad diocesana a trabajar".