Con mucha discreción, el PSOE ya ha empezado a diseñar su estrategia para la investidura de José Luis Rodríguez Zapatero, que el Gobierno baraja para el próximo 7 y 8 de abril. Pese a que los socialistas tienen cinco escaños más que en la anterior legislatura, el escenario se presenta ahora mucho más complejo para recabar apoyos, por factores que son ajenos a la mera aritmética parlamentaria.

Algunas fuentes no descartan, incluso, que se produzca una situación que tiene un solo precedente en la etapa democrática: que el candidato a la presidencia del Gobierno no reciba los apoyos suficientes en la primera votación del Congreso de los Diputados y deba someterse a un segundo examen. "Aunque es improbable, en estos momentos no se puede descartar nada", señala un dirigente político ante la posibilidad de que José Luis Rodríguez Zapatero repita la historia de Leopoldo Calvo Sotelo, que en el año 1981 hubo de someterse a una segunda votación (un trago especialmente amargo, pues en la sesión fue cuando se produjo la intentona del 23-F).

Para lograr la investidura al primer intento, Rodríguez Zapatero necesita recabar la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados: 176 votos. Siete más que los escaños que ha logrado el PSOE en los comicios generales del 9 de marzo. En caso de segunda votación solo se exige mayoría simple. Los socialistas podrían lograr la mayoría absoluta con el apoyo exclusivo de los 10 diputados de CiU.

Sin embargo, los nacionalistas catalanes se muestran proclives, de momento, a exhibir una actitud de calculada distancia respecto al PSOE, a la espera de que Zapatero ofrezca más señales de su estrategia y se clarifique el escenario político catalán. En el horizonte planean el congreso de CDC, previsto para octubre, y el cónclave de ERC de junio, con las consecuencias que puede tener este para el tripartito.

Otra opción para el PSOE es apoyarse en los seis diputados del PNV y alguno más de cualquier formación minoritaria. Pero el PNV también afronta turbulencias intestinas, sobre todo tras haber sido derrotado por el PSE en las tres provincias vascas.

DISTANCIAS Con una consulta soberanista prevista para octubre y un posible adelanto electoral en Euskadi, los nacionalistas vascos podrían marcar distancias en la primera votación de la investidura. Tampoco es previsible que una ERC en plena crisis apoye de primeras a Zapatero.

Quedaría, pues, la alternativa de atraer los siete votos que suman IU, ICV, BNG, Coalición Canaria y Nafarroa Bai. Pero la crisis interna de IU podría condicionar el apoyo a Zapatero.