Aunque escuchará todas las aportaciones, la intención de Corbacho "no es abrir un debate general sobre la ley de extranjería", que considera "una buena ley". Sus propuestas quedan muy lejos de las restricciones planteadas por otros países como Francia --examen para entrar, ADN obligatorio, etc.--, que él rechaza. Las suyas "son políticas más centradas, que quizás tendrán un impacto menor a corto plazo, pero que son de largo recorrido", advierte. Consciente de que puede ser acusado de restringir derechos a los extranjeros, el ministro responde que "el problema existe y es grave, y quien diga lo contrario no está en la realidad".