El líder del PP, Mariano Rajoy, invitó ayer a comer a la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, en el restaurante de la capital Club 31. A menos de una semana del congreso más tenso en la historia del partido, ambos analizaron juntos los "errores" de estrategia cometidos tras el 9-M.

Hace días, Rajoy anunció que Aguirre estaría en su equipo si ella lo deseaba, obviando que su cargo ya la sitúa, como miembro nato, en el comité ejecutivo del PP. Cabía esperar que la cita de ayer sirviese para hablar de la composición de la nueva dirección y limar asperezas. Pero, según fuentes conocedoras del encuentro, ni se ofrecieron puestos ni se consultaron nombramientos.

Rajoy, según estas fuentes, admitió "errores", pero ambos concluyeron que, excluidas las listas alternativas, se abre una nueva fase. El viernes, al inicio del cónclave, se verá si es cierto.

Por su parte, el candidato a presidir el PP vasco, Antonio Basagoiti, opinó ayer que el congreso "va a servir para que Rajoy salga reforzado y se deje de especular sobre equipos, personas y líneas"