El Gobierno tripartito catalán y CiU se concedieron ayer una prórroga incierta en la búsqueda de la unidad catalana sobre la financiación autonómica. Se emplazaron a negociar una resolución conjunta en el debate del Parlament de la semana próxima. Pero esa resolución, en el caso de alcanzarse, no será una propuesta unitaria de financiación, sino solo una base para seguir negociando. Bajo las declaraciones genéricas de buena voluntad de ambas partes, en privado son muy pocos, a uno y otro lado de la mesa, los que dan un euro por la unidad efectiva.

Y si en privado nadie da un euro por la unidad, tampoco nadie quiere aparecer como el responsable de una problable ruptura. Por eso, admiten fuentes del Gobierno catalán, todos contribuyen a alargar la agonía. Tras un largo rosario de desencuentros a lo largo de las últimas semanas, el acuerdo de ayer fue explicado con idéntica vaguedad e imprecisión por los portavoces de los dos bandos, el secretario general de Economia, Martí Carnicer, y el diputado de CiU Francesc Homs.

Ambos dijeron que habían hallado "puntos de coincidencia importantes" para intentar negociar una resolución parlamentaria conjunta. Pero ninguno de los dos accedió a precisar en qué consisten esos acercamientos. Ni siquiera a qué aspectos de la negociación se refieren. Sí confirmaron que, en el mejor de los casos, esa resolución no será más que "un paso", en palabras de Carnicer, o "una matriz", en boca de Homs, para seguir negociando sobre una propuesta de financiación.

Homs concedió una ligera puntualización en público: "La reunión no ha ido mal, pero tampoco bien".