Si Alberto Ruiz-Gallardón cumple su palabra, se retirará de la primera fila de la política cuando lo haga su jefe en el PP, Mariano Rajoy, de quien da por sentado que será el presidente del Gobierno durante, al menos, los próximos ocho años. E igual que el alcalde de Madrid no tiene dudas (las encuestas y el 22-M dan autoridad a su tesis) de que Rajoy está a punto de mudarse a la Moncloa, la mayoría de sus compañeros de partido dan por hecho que, esta vez sí, Gallardón acompañará en las listas electorales a Rajoy y, si gana, ocupará un lugar relevante en el equipo de Gobierno y dejará la alcaldía en manos de Ana Botella.

Sobre este último asunto, Gallardón se mostró ayer prudente. Y la prudencia le ha llegado a fuerza de palos. Rajoy hizo trizas su anhelo de ser diputado en el Congreso en el 2008, después de un sonado pulso con Esperanza Aguirre, que pedía para sí misma igual futuro que para el regidor. Años antes, José María Aznar hizo pedazos su deseo de ser candidato a la presidencia del Gobierno cuando el exjefe del Ejecutivo confirmó, en el 2002, que no aspiraría a la reelección.

"No sé si Rajoy estará 8 o 12 años en la Moncloa, sé que no estará menos de 8, pero él decidirá si son 12 o más. Estoy absolutamente convencido de que, cuando Rajoy deje la presidencia del Gobierno, con él nos iremos de la primera línea un número muy importante de compañeros de partido", sentenció el alcalde.

En este contexto, aseveró que el "relevo generacional" en el PP está garantizado, ya que los conservadores consideran "extraña" la estrategia de sucesión que ha seguido el PSOE, al sustituir a José Luis Rodríguez Zapatero por alguien mayor que él, Alfredo Pérez Rubalcaba.

"Si se quiere buscar quién puede ser en el futuro, tras Rajoy, candidato a la presidencia por el PP, mi consejo es que no se busque en la generación de los que tenemos 50 cumplidos. Creo que lo encontrarán en los compañeros que hoy se sitúan en los 30 y los 40 años", afirmó Gallardón. Así, el alcalde se mostró dispuesto a hablar de su futuro a medio y largo plazo, pero trató de no dar pistas sobre lo que hará en los próximos meses. E insistió en que está bien donde está, en el Ayuntamiento de Madrid. Nada dijo de ser diputado ni de ser ministro. Confesó que quería ser ambas cosas en el 2007 y le salió mal: ni su jefe lo llevó en las listas ni el PP ganó las generales. Ahora ha cambiado de táctica.

Pero no solamente del partido habló Gallardón. Después de lo sucedido en las puertas del Parlamento catalán y el acoso que él mismo sufrió, esta semana, en el portal de su vivienda, el alcalde aseveró que vive "con extraordinaria preocupación" la deriva del movimiento 15-M, y recalcó que es hora de que Madrid recupere la normalidad de forma total y no "parcialmente", recordando que la responsabilidad en los casos de desórdenes públicos es del ministro Rubalcaba.

RESTOS DE FRANCO Finalmente, se pronunció sobre la posibilidad de que se trasladen los restos del dictador Francisco Franco. "Quiero un Gobierno que se ocupe de los vivos y deje en paz a los muertos", espetó, y añadió que eso es una cuestión de la familia. Además, mostró su inquietud por el hecho de que la coalición Bildu vaya a controlar la policía local en San Sebastián.