El sistema electoral francés es mayoritario y se realiza en dos vueltas, tanto en las elecciones presidenciales como en las legislativas, regionales, cantonales o locales. En las legislativas, que se celebran cada cinco años, igual que las presidenciales y un mes después de estas, el partido ganador tiene prácticamente asegurada mayoría absoluta en el Parlamento. Resulta muy difícil que los minoritarios --a no ser que pacten con uno de los dos grandes partidos-- obtengan representación.

Esto explica que el Frente Nacional no tenga ningún escaño. No lo consiguió ni en el 2002, cuando pasó a la segunda vuelta y obtuvo un 16% de los votos. Hay un total de 577 circunscripciones, y cada una tiene un diputado. Para salir elegido en primera vuelta es necesario conseguir más del 50% de los votos. Si no, se pasa a una segunda vuelta en la que participan, en la mayoría de los casos, los dos candidatos que han sido más votados.

El diputado francés responde ante todos sus electores, por lo que suele ser frecuente que rompa la disciplina si considera que se están perjudicando los intereses de sus votantes. En el caso de perder el apoyo de su formación, puede presentarse por libre. En Francia, el presidente tiene la facultad de convocar un referendo, pero la legislación no prevé la organización de consultas por iniciativa popular. ELIANNE ROS