El vicepresidente primero del Ejecutivo, Alfredo Pérez Rubalcaba, desempeñará esta semana un papel insólito en el Congreso porque, por primera vez, el candidato a la presidencia del Gobierno no intervendrá en el debate sobre el estado de la nación. Y esto es así porque, por primera vez desde que se instauraron este tipo de convocatorias parlamentarias, en el año 1983, no coinciden en la misma persona el presidente del Gobierno y el candidato de su partido para las elecciones generales.

Como manda el guión, será el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien lleve la voz cantante, quien pronuncie el discurso con el que se abre el debate y quien dé la réplica a los distintos portavoces de los grupos políticos.

Desde el PSOE no se contempla la hipótesis de que Rubalcaba suba a la tribuna, ni creen que sea su responsabilidad, pese a que en las últimas semanas se había especulado en los pasillos del Congreso con la posibilidad de que ejerciera de portavoz socialista.

De momento, el líder del PP, Mariano Rajoy, elude dirigirse a Rubalcaba en la sesión de control al Gobierno de los plenos del Congreso, y no se sabe si mantendrá esta misma política en este debate de política general.