No hubo novedad relevante. Flotó una triste sensación de parálisis, aunque el debate con Josep Antoni Duran Lleida y Josu Erkoreka arrojó esperanzas. Mariano Rajoy volvió a hacer de trompeta del apocalipsis. Para él, la crisis internacional es casi irrelevante, y la culpa de la recesión y del paro (21%) es de los socialistas, José Luis Rodríguez Zapatero es un desastre, no tiene ninguna credibilidad y solo le queda anticipar elecciones, lo que el grupo parlamentario del PP aplaudió con entusiasmo.

La pega es que la convocatoria es una atribución constitucional del presidente. Y solo se puede forzar si el Gobierno se queda sin mayoría, lo que hasta hoy no ha sucedido. O presentando una moción de censura que el PP nunca ha presentado. Parece, pues, que Rajoy sabe que la crisis castiga a Zapatero y quiere cobrar el dividendo ya. Lo otro no le interesa, y por eso vota contra la reforma de las pensiones, que sabe ineludible, aunque luego exige celo reformista.

Pero Zapatero tampoco acierta cuando culpa de todo a la crisis mundial y a un modelo productivo basado en el ladrillo y un excesivo endeudamiento. Es verdad, pero ha habido dudas y demoras. Zapatero dijo que las reformas son profundas. En todo caso, tardaron mucho. Está bien querer pactar la reforma laboral, pero retrasarla de la primavera del 2009 al otoño del 2010 y a junio del 2011 es demasiado.

A corto plazo, la reforma laboral no crea empleo (el paro en Euskadi es del 8% y en Andalucía del 29% con las mismas leyes), pero la rigidez frena el dinamismo empresarial. Aunque --dato relevante-- la política económica fue avalada la semana pasada por el FMI, que dice que desde mayo del 2010 genera confianza.

Pero el presidente, que en la réplica a Josep Antoni Duran Lleida (CiU) estuvo brillante, no lo tiene fácil. Debe continuar la política de reducción del gasto público (sin fundamentalismo) y de reformas profundas pero equilibradas. Y lo hace en una fase terminal y sin mayoría. CiU y el PNV le mantienen con respiración asistida, pero dudan en mojarse a fondo con un presidente impopular. Duran dijo que no votará los presupuestos generales del Estado, pero la clave es la votación del techo de gasto dentro de pocos días. Y ojo a Erkoreka, que hizo un profundo e inteligente discurso sugiriendo que la legislatura se puede agotar.

La salida de la crisis será dura, pero no creo que acabe en el apocalipsis. Pero puede pasar si el PP actúa a la griega, si Zapatero y Rubalcaba se paralizan y contentan, porque el PP hace de perro del hortelano "que ni ayuda ni propone nada". Y si CiU y el PNV caen en tentaciones varias. Pero Zapatero es el único culpable de haber apostado en el 2008 por abordar la peor crisis desde 1929 sin mayoría absoluta y sin pacto de legislatura.

Nadie desea el apocalipsis, pero si la clase política --Gobierno y oposición-- no está a la altura, nada se puede descartar.