La lucha de Juan María Bandrés por las libertades en unos años muy convulsos en Euskadi motivó que estuviera amenazado a la vez por ETA y por la extrema derecha. Este dato da fe del grado de compromiso que alcanzó este nacionalista de izquierdas que se convirtió en una de las figuras de referencia durante la transición y que falleció ayer en San Sebastián tras una larga enfermedad.

Nacido en 1932, fue fundador y único presidente de Euskadiko Ezkerra (EE), clave en la izquierda vasca. También fue diputado, senador, parlamentario vasco y eurodiputado, además de miembro del Consejo General Vasco, el Gobierno preautonómico. Afable y con una gran capacidad de trabajo, simultaneó la política con la abogacía.

Firme defensor de los derechos humanos, fue abogado de miembros de ETA durante la dictadura y participó en el proceso de Burgos. Defensor del desaparecido Mario Onaindia en aquel juicio, después compartió con él la dirección de EE e impulsó la política de reinserción de presos etarras. En 1982 fue el encargado de negociar en secreto con el Gobierno de la UCD la disolución de ETA político-militar, labor por la que fue amenazado de muerte por la banda.

Sin ver el "nuevo tiempo"

Más recientemente, condujo a EE a la integración en el PSE en 1994, para darse de baja años después. En sus últimos años de actividad pública colaboró con la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, de la que fue nombrado presidente en 1995. Ayer el Gobierno le concedió la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica a título póstumo.

El lendakari, Patxi López, lamentó que Bandrés no haya podido disfrutar del "nuevo tiempo" que vive Euskadi tras el cese de la actividad terrorista de ETA. El candidato del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, destacó su lucha por lograr la paz en el País Vasco, que lamentablemente, dijo, se ha truncado sin conocer el fin de la banda. Y el diputado socialista José María Txiki Benegas recordó que "juntos", y con ayuda de otras fuerzas, elaboraron el Estatuto de Gernika.

Por su parte, el presidente del PP, Mariano Rajoy, alabó, en un telegrama enviado a la familia, el papel de Bandrés en la política española por su defensa de los derechos humanos.