El presidente del Gobierno en funciones, José Luis Rodríguez Zapatero, y el próximo jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, se reunieron ayer por segunda y última vez en la Moncloa para culminar el traspaso de poderes. Quizá sea porque el primero se siente aliviado debido a que se va y lo hace después de haber tomado decisiones pensando más en España que en él mismo y porque el segundo es ya consciente de lo que se le viene encima, pero los dos consideran que el relevo se ha hecho con la mejor de las voluntades y ha sido "impecable", según sus asesores.

Durante hora y media, ambos estudiaron los últimos datos sobre la deuda soberana y el coste de financiación, así como otros asuntos de ese área que ni los portavoces del Gobierno ni los del PP quisieron concretar. Fuentes de la Moncloa explicaron que el presidente aportó información sobre la relación con algunos países y analizó los planes de varias empresas en el exterior.

RELACIÓN PERSONAL Rajoy y Zapatero han recuperado en los últimos meses una relación personal que empezaron a labrar en la primera legislatura de José María Aznar. La comunicación afable se quebró por culpa de la política antiterrorista y la negociación con ETA que emprendió el socialista en su primera legislatura, pero han logrado repararla trabajando juntos contra la crisis económica y el acoso de los mercados a la deuda soberana.

Rajoy dijo el jueves que quiere mantener una relación con Zapatero, a quien confía poder preguntarle sobre algunos asuntos cuando el aún jefe del Ejecutivo haya dejado la primera línea y esté, como se prevé, en el Consejo de Estado y dando charlas.

El presidente saliente presidió ayer su último Consejo de Ministros. Los miembros de su Gabinete le han preparado una cena de despedida para el miércoles, una vez que Rajoy haya sido investido jefe del Ejecutivo. Lo explicó el portavoz en funciones, José Blanco, cuando compareció por última vez después de la habitual reunión de los viernes. Blanco advirtió de que Rajoy deberá aprobar medidas "difíciles" para responder a los desafíos econó-micos de España y aseguró que entonces entenderá más las decisiones que tomó Zapatero.

RECONOCIMIENTO A juicio de Blanco, Zapatero ganará "reconocimiento" con los años porque se valorará que antepuso siempre los intereses generales a los propios. El también ministro de Fomento se resistió a reconocer los fallos de los ejecutivos socialistas ("ya los vimos el 20-N", se limitó a decir), pero señaló dos "aciertos": la reforma del control aéreo y la modificación de la Constitución para incluir un límite para el déficit.