Mariano Rajoy presidirá esta mañana su primer Consejo de Ministros en el que, según explicó ayer él mismo, solo aprobará nombramientos de la mayoría de los secretarios de Estado que conformarán el organigrama del Gobierno. Una reunión casi de trámite, porque Rajoy lo que ha pedido a sus ministros es que se vuelquen en el plan de recortes que anunciarán el próximo viernes, día 30. Esa tarea recaerá principalmente sobre los económicos Luis de Guindos (Economía), Cristóbal Montoro (Hacienda) y Fátima Báñez (Empleo), pero también, por encargarse de la coordinación del Ejecutivo, sobre la todopoderosa vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Ayer se supo que a ella --también ministra de la Presidencia y ministra portavoz-- le ha pedido Rajoy que controle el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), hasta ahora adscrito siempre al Ministerio de Defensa.

El jefe del Ejecutivo asistió ayer a la toma de posesión de Sáenz de Santamaría de sus tres cargos, y tras el acto, en una breve conversación informal con los periodistas, dijo que ha intentado hacer un Gobierno "de gente competente", que tiene un "trabajo duro y difícil por delante". La primera misión que les ha encargado es decidir en menos de una semana qué primeros ajustes se pueden hacer en cada uno de los ministerios.

Los miembros del nuevo Ejecutivo tienen trabajo adelantado gracias a la labor realizada por Sáenz de Santamaría durante el traspaso de poderes que capitaneó con el ya exministro de Presidencia socialista, Ramón Jáuregui. La vicepresidenta reclamó mucha información de la situación de cada ministerio al anterior Gobierno para agilizar precisamente las decisiones cara al Consejo de Ministros del día 30.

Y ante la posibilidad de que esos primeros ajustes provoquen protestas en las calles, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ya advirtió ayer de que hará respetar las leyes aprobadas por el Parlamento, donde su partido tiene mayoría absoluta. Fernández Díaz es amigo personal de Rajoy y fue su escudero cuando el presidente fue ministro de Administraciones Públicas, de Educación y también durante la travesía del desierto, por lo que la confianza que tiene en él es absoluta. Cuenta con él para mantener la paz social y gestionar el fin de ETA.

CONOCIMIENTO PROFUNDO En la agonía de la banda terrorista también jugarán un papel clave Alberto Ruiz-Gallardón, flamante ministro de Justicia, y Sáenz de Santamaría. No solo por su cargo como vicepresidenta, sino porque dependerán de ella, según se supo ayer, los servicios de espionaje españoles. La dirigente conservadora, que ayer prometió "diálogo y moderación", tuvo un papel de oposición muy relevante en el Congreso de los Diputados ante la polémica que protagonizó Alberto Saiz, el jefe de los espías de abril del 2004 hasta julio del 2009. Saiz dimitió después de que, durante semanas, se publicara en la prensa numerosa documentación sobre el supuesto uso que había hecho de los recursos de la institución en su propio beneficio. Tras la renuncia de Saiz, Sáenz de Santamaría preparó algunas reformas para el CNI que nunca vieron la luz, por lo que conoce en profundidad la institución.

Es probable que en los nombramientos de secretarios de Estado y altos cargos que se conocerán hoy se incluyan los del jefe de Gabinete de Rajoy --cargo en el que todos los populares colocan a Jorge Moragas-- y el del secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, según las quinielas para José Luis Ayllón.