El defensor de Baltasar Garzón, Gonzalo Martínez-Fresneda, y el fiscal Luis Navajas cargaron ayer contra la instrucción del juez Luciano Varela al que acusaron de haber actuado como "colaborador" del sindicato ultraderechista Manos Limpias. Según ambos, Varela recibió las instrucciones precisas para que reescribiera su escrito de acusación y poder así sentar en el banquillo al togado de la Audiencia, por su pretensión de investigar los crímenes del franquismo. "En mis 35 años de carrera no he visto una actuación tan insólita e insostenible", dijo el fiscal. Por su parte, Martínez-Fresneda aseguró que la actuación de Varela había tenido "efectos devastadores" para su cliente y recordó que provocó su suspensión.

La sesión de ayer, a la que asistió un nutrido grupo de víctimas del franquismo, se centró en poner de manifiesto las irregularidades procesales presuntamente cometidas por Varela y los cinco jueces que avalaron su instrucción. Este caso se ha tramitado por el llamado procedimiento abreviado, que exige que el imputado sea acusado por la fiscalía, o por una acusación particular o popular, para poder sentarle en el banquillo. Sin este escrito, el juez no puede actuar y está obligado a archivar el caso. Por ello, Varela necesitaba que Manos Limpias presentara un escrito de acusación "viable", porque el fiscal reclamó el archivo por considerar que Garzón no había cometido ningún delito.

QUITAR PÁRRAFOS Por este motivo, tanto Martínez-Fresneda como Navajas centraron sus alegaciones en la validez del escrito de acusación de Manos Limpias, ya que si el tribunal lo anula, necesariamente deberá absolver a Garzón. El defensor explicó a los jueces que el escrito de Manos Limpias era una copia textual de un auto dictado por Varela cuando se negó a archivar este caso. Por ello, les ordenó que quitaran "párrafos y páginas" y les indicó que debían añadir que Garzón dictó una resolución injusta a sabiendas, para que encajara en el delito de prevaricación. A pesar de ello, según Martínez-Fresneda, el escrito de acusación se limitó a apuntar que "Garzón lo había hecho todo mal, y esta posición está bien para decirlo en la prensa, pero no ante un tribunal de justicia". Por este motivo, aseguró que Varela "tomó partido y perdió su imparcialidad".

Más expresivo fue el fiscal Navajas, que acusó a Varela de "castrar un escrito de acusación y de depurar lo que sobra para que los hechos aparezcan con mayor nitidez". Y puso un ejemplo: "Lo que hace el juez instructor es devolver el toro a los toriles, porque el morlaco no está bien presentado y no puede torear en una plaza de primera". Por este motivo, sostuvo que la actuación del juez del Supremo "generó indefensión" a Garzón. Dijo también que Varela, al "cambiar lo inoperante en operante, colaboró y coadyuvó en reconstruir lo que era irreconstruible".

Enfatizó además que el instructor del alto tribunal "vulneró la legislación ordinaria", ya que debía haber archivado esta causa porque "la parte acusadora había sido incapaz de construir un escrito de acusación con sentido". Y recordó, al igual que Martínez-Fresneda, que Varela expulsó del proceso a Falange porque no obedeció sus instrucciones. El defensor de Garzón recordó que el escrito de acusación de ese partido negaba los crímenes franquistas y acusaba al juez de lesionar el honor de los jerarcas de la dictadura.

Por su parte, Navajas también atacó la actuación de los cinco jueces que fueron excluidos por la sala especial del artículo 61 para juzgar este caso por falta de imparcialidad. "Apoyamos la recusación para evitar el bochornoso espectáculo de que un tribunal extranjero venga a corregir al Tribunal Supremo".

'DOCTRINA BOTÍN' Otra de las cuestiones expuestas fue la necesidad de aplicar a Garzón la llamada doctrina Botín, que impide que un imputado sea condenado si solo es acusado por una acción popular, es decir, por un tercero que no es perjudicado del delito. Frente a esta doctrina también se ha dictado la conocida como Atutxa, que sí permite este supuesto cuando el delito cometido afecta a intereses generales.

Martínez-Fresneda dijo que aquí "no hay perjudicado porque no ha habido delito", y sostuvo que no se puede aplicar a Garzón la doctrina Atutxa porque no se ha causado ningún perjuicio. Una opinión que comparte Navajas, que aprovechó la defensa de la doctrina Botín para reivindicar el papel de la fiscalía. "Esta institución en referencia a la fiscalía es tan suficientemente prestigiosa que nos basta y nos sobra para defender la legalidad", enfatizó. Y añadió: "Que no se nos suban corredores al pelotón, que no nos hacen falta".

Por ello, tanto el defensor como el fiscal restaron legitimidad a Manos Limpias para acusar a Garzón. Una posición que fue rechazada por el sindicato, que explicó que había actuado "para averiguar si Garzón había cumplido o no la legalidad".