La recta final de la campaña electoral en Asturias está poniendo en evidencia la pinza que, de manera más o menos consciente, mantienen los populares y los socialistas contra el que consideran, en este caso, el enemigo a batir el próximo domingo: Francisco Álvarez-Cascos. Así, ayer, el PSOE sacaba a colación la presunta conexión del todavía presidente autonómico con la trama Gürtel, mientras que el PP, por boca de los ministros y dirigentes conservadores allí destacados, ponía el énfasis en la "soledad" de su antiguo compañero de filas.

El secretario de organización del PSOE asturiano, Jesús Gutiérrez, se preguntó qué ocurriría si el exministro fuese imputado en el caso Gürtel, y a renglón seguido afirmó que los asturianos "no merecen correr un riesgo de ese nivel". Por parte del PP, el ministro de Hacienda y Administraciones, Cristóbal Montoro, se dedicó a desacreditar las cuentas públicas presentadas por Álvarez-Cascos, que no lograron la aprobación.