Tras las elecciones griegas, pánico al tsunami. ¿Qué pasa si Grecia acaba fuera del euro? Y pese a que ayer los mercados se calmaron algo, España es el país más afectado. Mayo está siendo terrible. A los tres meses de la "definitiva" reforma Guindos explota la cuarta entidad financiera: Bankia. La desconfianza en la banca española se dispara y el ministro de Economía tiene que hacer otra reforma y pedir auditorías internacionales. Bankia es grave. Es sistémica y al frente de la entidad estaba Rodrigo Rato, la imagen de solvencia económica del Partido Popular. Y resultó de la fusión de Caja Madrid y la Bancaja valenciana, ambas controladas por los populares.

Y para colmo, hasta hoy --que comparece en el Parlamento--, ni Guindos ni nadie ha explicado las razones de la nacionalización de Bankia. Salvo echar las culpas al Banco de España, sin reparar en que, aunque fuera así, su descrédito daña la imagen del país. Y si Rajoy no sabe arbitrar entre Rato, Guindos, Montoro y Aguirre hasta el último momento...

Para más inri, después de haber dicho que Salgado y el PSOE habían falsificado el déficit, que no era del 6% sino del 8,5% (por desviación autonómica), hete aquí que el viernes --pasado San Isidro y con la prima de riesgo al ataque--, la Comunidad de Madrid dobla su déficit desde el 1,1% hasta el 2,2% del PIB. Y como Valencia colabora, resulta que el déficit español del 8,5%, certificado ya por la Unión Europea, salta al 8,9% del PIB. Y Antonio Beteta, al que Montoro ha encargado meter en cintura a las manirrotas autonomías, era hasta el pasado mes de julio el consejero de Hacienda de Madrid. Como se decía antes, "parece increíble pero es verdad".

Rajoy ya flaqueó (no en su primer paquete fiscal ni en la reforma laboral ni en la liquidación de deudas municipales) cuando pese a la urgencia (el BCE inyectaba dinero a la banca para que comprara deuda española) retrasó tres meses los Presupuestos creyendo que así, cual Fernando III el Santo, conquistaría Sevilla. No era serio. Y tampoco lo fue el peculiar presupuesto de ingresos del 2012. Bruselas aconsejó subir el IVA y bajar sueldos a los funcionarios (lo que reduce déficit estatal y autonómico) y se encontró con el recargo a sociedades y la amnistía fiscal. Nadie entendió nada y hubo que improvisar otro recorte de 10.000 millones en sanidad y educación que veremos cómo acaba.

Y el lunes, en Chicago, el presidente tuvo que pedir que el BCE compre bonos españoles. Versión del ABC: Rajoy exige a la UE medidas "en 24 horas" para relajar la deuda. ¡Caray! Pero el BCE ya ha hecho bastante al prestar un billón de euros al sistema bancario. Y no irá mas allá si la cancillera no cambia de criterio.

Claro que no ha tenido suerte. Zapatero no dejó una buena herencia, aunque cuando se fue, la prima de riesgo estaba medio punto mejor que la italiana y ahora está 0,32 puntos peor. Con todo, lo más grave es la mala gobernanza de la eurozona. Merkel dictó a Grecia lo de "solo austeridad", impuso (contra el criterio del Bundesbank y el BCE) la quita a la banca prestataria y liquidó a Papandreu, que en noviembre quería un referendo que legitimara el ajuste. Seis meses después, bofetada electoral. Y los mercados temen que si la zona euro, y su líder fáctica, no han sabido resolver la crisis de la deuda de un país que es solo el 2% del PIB comunitario, la moneda única pueda sucumbir. La miopía de Merkel agrava la miopía de Rajoy.