El ministro del Interior español, Jorge Fernández Díaz, y su homólogo francés, Manuel Valls, escenificaron ayer en Madrid la total sintonía que existe entre sus respectivos gobiernos para gestionar el final de ETA. La llegada del socialista François Hollande, hace tres semanas, a la presidencia de la República francesa no va a variar la actual política penitenciaria. De hecho, Valls advirtió de que no se producirán acercamientos de presos hasta que ETA se disuelva definitivamente y entregue las armas.

En este clima de absoluto entendimiento, Fernández Díaz relató que los dos presuntos miembros de ETA detenidos el pasado domingo en Francia transportaban en el coche robado en el que circulaban un kilo de explosivos y mercurio. Un dato que sirvió al titular del Interior para reafirmarse en su tesis de que la banda mantiene en ese país una estructura "absolutamente diezmada" en la clandestinidad.

A pesar de la claridad con la que acostumbra a expresarse desde que llegó al ministerio, Fernández Díaz no despejó algunas dudas que han generado las últimas detenciones. No aclaró, por ejemplo, si Oroitz Gurruchaga --que fue arrestado junto a su lugarteniente, Xabier Aramburu-- era, como Interior aseguró tras su captura, el actual jefe militar de ETA. El ministro vino a decir que la debilidad de la banda es de tal magnitud que el rango de los detenidos tiene muy poco valor. Y que si en otros tiempos ser el jefe del aparato militar era importante en ETA, ahora, "derrotada policialmente" la banda, no lo es tanto.

SIN DELITOS DE SANGRE El domingo sorprendió que ETA hubiera colocado al frente de la jefatura militar a un terrorista sin delitos de sangre y que incluso grabó un vídeo en el que contaba, a cara descubierta, que ingresaba en la organización terrorista, en el 2008. Más chocante es que el jefe militar de ETA circule por Francia cargado de explosivos. Nunca en medio siglo de existencia de la banda se habían dado tales circunstancias, que en Interior justifican por la debilidad de ETA y porque carece, según el departamento de Fer-nández Díaz, de otros dirigentes.

El ministro también evitó aclarar si la banda, tras el alto el fuego decretado el pasado 20 de octubre, está captando a nuevos militantes, como se aseguró que hacían los detenidos en Francia. "Yo digo lo que me dice la policía", zanjó. Y no entró en polémicas con el consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, quien el lunes aseguró que a él no le consta que la organización terrorista esté reclutando a nuevos militantes. "Podemos tener fuentes de información distintas, pero las diferencias son de matiz", subrayó Fernández Díaz.