Carlos Dívar, presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Supremo (TS), pasó ayer la primera estación de su particular vía crucis, pero aún le quedan otras. Sus primeras explicaciones públicas sobre sus viajes a Marbella costeados por el CGPJ solo dejaron satisfechos a los vocales de ese organismo, que se sienten ganadores en esta crisis, y al ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallar-dón. La decisión de Dívar de encuadrar sus gastos en su condición de presidente del Poder Judicial y de otorgarles la condición de reservados avivó el fuego de los que quieren que prenda en esta institución la llama de la transparencia y la austeridad.

El PSOE e IU anunciaron que pedirán la comparecencia de Dívar en el Parlamento. Y las asociaciones judiciales temen --así lo constató, por ejemplo, el portavoz de la asociación moderada Francisco de Vitoria, José Luis Armengol-- que el conflicto "no terminará" con la rueda de prensa.

VIRGEN ANTE LA PRENSA El agujero en el que se había metido el CGPJ hace 22 días cuando el vocal José Manuel Gómez Benítez denunció a su presidente por malversación solo tenía una salida: la comparecencia pública de Dívar. Este era consciente de que no tenía más opciones tras constatar que los vocales del Poder Judicial y los jueces del TS lo ha-bían dejado solo. Por ello, ayer, al inicio del pleno, evitó otro tenso debate --que tenía visos de acabar peor que el del jueves de la semana pasada, cuando cinco vocales pidieron su dimisión-- y anunció a los consejeros que iba a dar una rueda de prensa en la que iba a admitir preguntas.

Las alarmas se encendieron entre algunos vocales, temerosos de que el remedio fuera peor que la enfermedad ante la falta de experiencia de Dívar para manejarse ante los periodistas (no había participado en ninguna rueda de prensa desde que llegó al cargo, hace casi cuatro años). El anuncio no logró aplacar a Gómez Benítez, que interrogó a Dívar sobre sus gastos con una dureza inusual, lo que provocó que otros consejeros le pidieran que dejara de "machacarlo".

Poco después, en una sala llena, Dívar se sentó junto a la portavoz del CGPJ, Gabriela Bravo, para dar explicaciones. Leyó una declaración (de la que informó a los vocales, pero que no les leyó) y comenzó lamentando "profundamente" el daño que el caso ha provocado en la imagen de la justicia y en las instituciones. "Me produce amargura y preocupación este asunto", admitió. Y negó con "rotundidad" que hubiera cometido alguna "irregularidad moral, jurídica o política".

24 HORAS AL DÍA Después justificó sus gastos de casi 13.000 euros en 20 viajes a Marbella. "Soy presidente las 24 horas del día", subrayó. Y recurrió a la reserva que debe mantener por su cargo para ocultar la identidad de las personas a las que invitó a almorzar. Pese a ello, afirmó que esas invitaciones "tienen carácter público y oficial y no responden a relaciones personales". En medios jurídicos se había apuntado que los agasajados fueron su sobrino, juez en Marbella, y uno de sus colaboradores.

El presidente del CGPJ también anunció que, a partir de ahora, informará de sus viajes y de sus gastos a una especie de seudocomisión formada por el vicepresidente del CGPJ, Fernando Rosa, y el magistrado del Supremo Juan Antonio Xiol.

Dívar aseguró que no se le había pasado por la cabeza dimitir, "por responsabilidad" y porque marcharse sería asumir "de alguna manera una culpabili-

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