Agradezco a Grupo Zeta que hayan entendido mi intención para que el presente artículo fuera publicado tras los actos celebrados estos días en homenaje a las víctimas del atentado en Hipercor. En ningún momento hubiera querido influir en nada ni en nadie. Pero llega el momento de aclarar algunas cuestiones.

Me preguntan por qué no he asistido y dos son las razones para tal decisión. La primera ha sido no encontrarme a quienes, en julio pasado, decidieron que ñel terrorismo no es prioritario para la GeneralitatO, procediendo al cierre del SIOVT, oficina de atención a las víctimas del terrorismo creada en abril del 2010 y que estaba a disposición de las 400 víctimas localizadas en Cataluña, además de las 280 aún no localizadas.

Y el segundo motivo ha sido no encontrarme a quien ha estrechado la mano, en dos ocasiones, de aquel que asesinó a 24 personas en Cataluña y dejado casi un centenar de heridos. No encontrarme a quien lo hizo ni a quien se lo permitió.

También hay que ampliar datos sobre el encuentro con Rafael Caride, realizado a consecuencia de la carta recibida en mi domicilio en mayo del 2011. No creo que sean muchos los ciudadanos que, al abrir el buzón de su casa, se hayan encontrado una carta remitida por quien quiso matarle.

Esa carta fue el inicio de las gestiones, con el parón consecuencia del cambio de Gobierno a finales del año pasado y reanudadas tras una llamada el 16 de mayo, de la cual hay dos víctimas (víctimas de las que aparecen en las sentencias) que fueron testigos de la misma, a quienes agradezco su lealtad y su silencio al guardar celosamente el origen de la llamada.

Con ello, quiero informar a los ignorantes que consideran ese encuentro como ñun circo mediáticoO que lo cierto en todo este tema es que se coordinó en el propio Ministerio del Interior y con Instituciones Penitenciarias, siendo el mismo ministro quien lo anunció el jueves 7 de junio.

¿Acaso es culpa mía que esa misma tarde contactaran conmigo 30 medios de comunicación? ¿O es que 24 años de trabajo avalan mi trayectoria y hacen pensar a los medios que un servidor podía ser una de las dos víctimas? Es evidente que, al ser el primer encuentro ñreparadorO del llamado Plan de Reinserción iniciado por el ministerio, el tema es, cuanto menos, de interés.

Dicho todo esto, tengo que decir que el encuentro fue duro, pero útil. El terrorista ofreció respuestas a todas mis preguntas, que a la vez eran las de otras víctimas que me habían hecho llegar sus propuestas. Y denunció públicamente el enfrentamiento de 24 de ellos frente al colectivo de presos y la izquierda aberzale. Ya afloran las divisiones.

Como hemos dicho tantas víctimas, aquellas que realmente sabemos lo que representa el dolor propio y jamás hemos aprovechado el ajeno, ojalá nuestro atentado hubiera sido el último. Por ello, muchas víctimas seguiremos haciendo todo cuanto la ley permita para que nadie jamás sufra lo mismo que hemos sufrido. 300 mensajes de apoyo y el solidario acto del lunes en Madrid así lo demuestran. A partir de ahora, que otros continúen con la labor.