José Luis Rodríguez Zapatero abandonó la Moncloa a finales del año pasado con una cuota de valoraciones negativas que superaba el 64%, producto de una crisis a la que no fue capaz de domar. Después de medio año como presidente, Mariano Rajoy no parece tener mejor suerte en la ardua tarea de gestionar los golpes que le propina la economía. Son ya un 55% los españoles que suspenden al Gobierno, casi 12 puntos más que en el último barómetro del GESOP, en febrero pasado, aunque a 10 puntos de las peores notas de su antecesor. Este apartado del sondeo reproduce el hastío de los ciudadanos hacia el PP y el PSOE, castigados con una generalizada y transversal desconfianza.

Solo entre los votantes populares hay más aprobados que suspensos para el Ejecutivo, aunque dos de cada 10 electores del PP censuran la labor de Rajoy y sus ministros. Las críticas se imponen con claridad en el resto de caladeros. Como suele suceder, los votantes de la izquierda perdonan mucho menos los errores a su partido. El papel del PSOE en la oposición recibe tantas reprobaciones como la gestión del Gobierno (55%), y hasta un 30% de su propio electorado no duda en ponerle un suspenso. Son más que los votantes socialistas que le aprueban: un 25%.

El PSOE solo recibe un leve alivio entre tanta percepción negativa: Alfredo Pérez Rubalcaba es hoy el candidato preferido por los españoles para presidir el Gobierno (36%), con una novedosa ventaja de cinco puntos sobre Rajoy. El exvicepresidente socialista vuelve a situarse por encima del líder del PP en preferencia un año después de perder esta condición, y a consecuencia de los ocho puntos que cede Mariano Rajoy desde el último barómetro. Un dato que contrasta con el hecho de que, en intención de voto, Pérez Rubalcaba todavía no levante cabeza.

Entre sus votantes, el jefe del Ejecutivo y el líder de la oposición obtienen respaldos rotundos, alrededor del 80% en ambos casos. Pero son cada vez más los que recelan de uno y de otro. Hay un dato demoledor: seis de cada 10 entrevistados afirman tener poca o ninguna confianza tanto en Rajoy como en Rubalcaba. Quienes desconfían del PP (58,6%) crecen casi 10 puntos respecto a febrero y alcanzan el nivel más alto en los últimos años. El recelo hacia los conservadores se acentúa entre los jóvenes y en Cataluña y el País Vasco. Entre sus propios votantes, el PP se gana la confianza del 50% y la desconfianza del 16%.

GOBERNAR EUSKADI NO AYUDA En el caso de los socialistas, seis de cada 10 encuestados confiesan no tener ninguna confianza en ellos, un resultado que apenas varía respecto a hace tres meses. De nuevo, al igual que sucede con el PP, el PSOE no atrae ni a los jóvenes, ni a los catalanes, ni a los vascos. El hecho de gobernar en Euskadi no parece ayudarle en esta comunidad.

La largamente diagnosticada desafección sigue anclada en la ciudadanía y explica, por ejemplo, que las fuerzas minoritarias, alternativas a los grandes partidos, se hayan oxigenado de manera significativa en este sondeo y tomen impulso.