Sin haber podido evitar destacadas ausencias, el rey Juan Carlos y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, inauguran hoy en Cádiz la XX cumbre iberoamericana, que desde 1991 reúne a los países latinoamericanos, Portugal y España y a la que en los últimos años se ha sumando también Andorra: 22 países en total que suman alrededor de 600 millones de habitantes. Tres días después de afrontar la segunda huelga general de su mandato, Rajoy pretende con esta cita revitalizar su protagonismo internacional y abrir con América Latina una reflexión sobre la crisis que atraviesa la eurozona.

Como muestra de la importancia que da al encuentro, Rajoy ha invitado a la sesión inaugural al líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, y al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.

BAJAS SIGNIFICATIVAS El Gobierno español se ha volcado en la preparación de una cumbre que, sin embargo, estará deslucida por significativas ausencias. Ayer, fue el presidente de Uruguay, José Múgica, el que anunció que causará baja debido a un trombo en una pierna. Se suma así a las ausencias de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, del dirigente venezolano, Hugo Chávez, del cubano, Raúl Castro, y de los dirigentes de Paraguay, Federico Franco, y de Guatemala, Otto Pérez Molina. Seis en total que no vendrán. Es la primera vez que Rajoy ejercerá de anfitrión de una cumbre iberoamericana, que este año tiene como lema Una relación renovada. El objetivo del presidente del Gobierno es poner sobre la mesa la crisis económica internacional que castiga de forma especialmente cruel a España y Portugal pero empieza a dejar sentir ya sus efectos en América Latina, con una ralentización en la tasa de crecimiento y algunos problemas en las exportaciones.

En ese sentido, crecimiento económico, cohesión social y creación de empleo son algunos de los apartados en los que se fundamentará la declaración final de la cumbre.