A partir de 2017 en España habrá, por primera vez, más muertes que nacimientos y, en los próximos diez años, la población española se reducirá en 2,6 millones de personas, el 5,6%, lo que situará en 44,1 millones el número de habitantes en 2023.

El descenso de los nacimientos será consecuencia de la reducción del número de mujeres en edad fértil, al encontrarse en esas edades las generaciones menos numerosas que nacieron durante la crisis de natalidad de finales de los 80 y de los años 90.

Así de contundentes son las proyecciones de población para el periodo 2013-2023 elaboradas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) según las cuales, si se mantienen las tendencias demográficas actuales, la pérdida de población será común en todas las comunidades autónomas, salvo en Canarias y en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.