Nadie se atreve a tirar las campañas al vuelo en la sede nacional del PP. Los sondeos a pie de urnas dan resultados al partido conservador muy dispares, con más de 20 escaños de diferencia (entre 114 y 134 asientos en el Congreso, en función de la encuesta), por lo que los dirigentes populares no saben a qué atenerse, aunque sus sensaciones al final de la campaña eran buenas. El temor del PP es que la unión de Podemos e Izquierda Unida les arrebate los llamados restos, es decir, los últimos escaños de varias provincias por pocos votos, de forma que el PP rebaje los 123 parlamentarios conseguidos en diciembre y se mermen, por tanto, sus opciones para retener el poder.

El candidato conservador, Mariano Rajoy, ha llegado a la sede nacional situada en la madrileña calle Génova en torno a las ocho menos cuarto de la noche, acompañado de su esposa, Elvira Fernández. Allí ya estaban siguiendo la jornada electoral María Dolores de Cospedal, junto a varios vicesecretarios.

El balcón donde el PP celebra sus victorias está no obstante preparado, dado que aunque el PP rebaje sus resultados respecto al 20 de diciembre, sí que cuenta con ganar las elecciones y celebrar su triunfo, aunque sea una victoria amarga.