La Audiencia de Barcelona ha impuesto finalmente una condena de quince años de cárcel para M.T., el vecino de Mataró que mató a su ex pareja, Piedad Moya, e hizo desaparecer el cuerpo.

Los hechos tuvieron lugar en abril de 2014 y tres años después el cadáver de Piedad Moya sigue sin aparecer.

Sin embargo, el jurado popular que lo juzgó lo considera culpable y ahora la juez ha fijado la condena que solicitaba la fiscalía y la acusación, de quince años de prisión, y la prohibición de vivir en Mataró o acercarse los familiares durante veinte años.

La sentencia, sin embargo, absuelve al hombre del delito contra la integridad moral del que se le acusaba por haber impedido a la familia poder dar sepultura a la víctima.

Según la juez, este hecho ha provocado un "grave sufrimiento psíquico y moral" a los familiares, pero matiza que la intención del hombre no era "humillar" a los familiares, sino "ocultar pruebas para no ser descubierto".

EL CUERPO SIGUE SIN APARECER

Los hechos ocurrieron el 4 de abril de 2014 cuando la mujer de quien se acababa de separar el acusado desapareció sin dejar rastro. Todas las pruebas, sin embargo, incriminaban la ex pareja.

Cuando se acaban de cumplir tres años de la desaparición, el cuerpo sigue sin aparecer y ahora la familia está decidida a abrir personalmente el pozo de la finca familiar de Dosrius (Barcelona) donde creen que podría haber los restos de Piedad Moya.

Tras el juicio celebrado en la Audiencia de Barcelona, el jurado popular confirmó la culpabilidad del acusado por los delitos de homicidio y contra la integridad moral, aunque la juez no ha considerado este último.

En la sentencia condenatoria, además de la pena de quince años de prisión y el alejamiento de la familia, también se impone una indemnización de más de 220.000 euros para los familiares de la víctima y retira al hombre la patria potestad de su hija menor.