El teniente de la Guardia Civil encargado de los registros de la Consejería de Economía el 20 de septiembre de 2017, actualmente capitán, declaró este lunes ante el tribunal del 'procés' que informó a los otros equipos que descartaran trasladar al edificio a los tres detenidos cuyos despachos se iban a registrar, porque que a las 10.30 horas ya "había una multitud dando gritos, hostigando, intimidando, hasta el punto de que estaban subidos a los vehículos".

El testigo añadió que "los gritos de 'Fuera las fuerzas de ocupación' impresionan, pero cuando les ves subidos a los coches ya te das cuenta de que es una locura". Por eso evitó que Josep Maria Jové y otras dos de las arrestadas, Natalia Garriga y Mercedes Martínez Martos, fueran trasladadas. "Yo ya doy por perdido que puedan acercarse para hacer los registros", aseveró.

SÀNCHEZ Y LAPLANA

Según su relato, a las 9,15 horas vio "a través de la puerta que empieza a crecer el número de gente hay", que cifra en "unas 400-500 personas", y observó que la vía de circulación está cortada, por lo que entiende que "hay una afectación de orden público" y el cuerpo competente es los mossos, porque se dirige a la intendente Teresa Laplana para que acompañen a los manifestantes "hasta la zona de bulevar, para liberar el acceso".

"Ella me dijo que no observaba ningún tipo de afectación a la seguridad ciudadana, por lo que iba a mantener la situación". El testigo, contrariado con esta actitud, más adelante atribuyó a la agente acusada de sedición en la Audiencia Nacional, que en todas las conversaciones que se mantuvo con el entonces presidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sànchez, "se mantenía en un segundo plano, acatando las decisiones" que adoptaba quien se había presentado como "el interlocutor válido de la masa".

"Ninguno tuvo la osadía de salir fuera ante esa masa", dijo con sus gritos constantes de "No saldréis" u "hoy dormiréis aquí". Por eso, la comisión compartió los bocadillos que una mosso d'Esquadra les hizo llegó.

PASILLOS

El guardia civil fue muy crítico con Sànchez, del que dijo que "pese a que decía que tenía una actitud colaborativa, la verdad es que nunca cedió a ninguna petición", como hacer un cerco para proteger los coches, en los que había armas. Y los pasillos que ofreció no daban seguridad a los uniformados, ni a los agentes que salieran con cajas propias del registro.

"Estáis locos, si salís con cajas, os matan", sostuvo el testigo que le habían comentados las mossos que asistieron a las propuestas de salida que recibieron para acreditar, dijo, que no solo la guardia civil veía impracticable usar los cordones de seguridad propuestos.