Llegó el turno de Manuel Valls. Después de un largo silencio, convocó ayer a los periodistas para devolver cada uno de los dardos recibidos por Ciudadanos (Cs), tras haber consumado unilateralmente el divorcio. El exprimer ministro francés repasó su corta trayectoria en común, acusó a los naranjas de protagonizar una «deriva grave» con una actitud «irresponsable» y «sectaria», y se reafirmó en todas y cada una de las decisiones que tomó. «Cs se ha convertido en el partido que pacta con una formación liberal, reaccionaria y antieuropea», atizó en referencia a los acuerdos con Vox. También les avisó de que «no vale esconderse detrás del PP».

Valls señaló al partido dirigido por Albert Rivera por agitar el conflicto y haber «sacrificado Cataluña por ventajas electorales en el resto de España». No escatimó críticas ni condenas. «Mi compromiso con Barcelona fue lo único que frenó la ruptura después de las elecciones andaluzas», admitió, e insistió en que no iba a postrarse ante la fotografía de la triple derecha en la plaza de Colón. «Como hombre de izquierdas y progresista no vine para acabar dirigiendo la lucha para liderar las derechas, relevar al PP o impedir un gobierno con mayoría constitucionalista», remató.

El ya concejal advirtió a Cs de que «la estrategia del ‘cuanto peor, mejor’ es equivocada y está llena de peligros» y les alertó de que han dejado «huérfanas» a las personas que apostaron por ellos el 21-D. «No. Cuanto peor, peor», apuntaló.

No se olvidó de las calabazas de Celestino Corbacho, que se sumó a los naranjas como independiente, una maniobra que Valls tachó de «incomprensible» y dejó caer que «cada uno es responsable y coherente, o no».

En cuanto a su futuro, se comprometió a trabajar desde el Ayuntamiento para reconstruir una «estrategia constitucionalista» y dejó la puerta abierta a apadrinar el nuevo partido de talante catalanista moderado que están forjando personalidades de su entorno, como explicó este diario, aunque no se implicará su «construcción»: «Ya veremos cómo se plantearán las cosas».

La réplica naranja fue a cargo de la portavoz nacional, Inés Arrimadas. Desde Pamplona, advirtió a Valls de que «no va a dar lecciones de defensa del constitucionalismo a nadie». «Y menos cuando nos hemos partido la cara en Cataluña», añadió. Con contundencia, sostuvo que no puede aleccionar aquel que ha dado la alcaldía de Barcelona «a una de las personas más sectarias y populistas de España».