Artur Mas está demostrando en los últimos días que su «paso al lado» del 2015 no era una retirada de la primera línea. El expresidente de la Generalitat catalana multiplica su presencia en los medios de comunicación, lanza mensajes en clave interna y se reúne en Waterloo con Carles Puigdemont. Su objetivo es poner orden en un espacio, el de la posconvergencia, ahora mismo caótico y dividido.

Estas son las coordenadas con las que hay que interpretar el último anuncio de Mas: que no descarta volver a ser candidato en unas elecciones al Parlament. Él mismo añade que ahora mismo está más inclinado a no dar ese paso, así que sus intervenciones de estos días, interpretan cuadros del PDECat, obedecen más al deseo de advertir a Puigdemont de que tiene que poner orden en ese espacio político que a una voluntad real.

A día de hoy, el mundo posconvergente se divide en al menos tres ámbitos, cuyas fronteras son cada vez más difusas: el PDECat -partido heredero de Convergència-, Junts per Catalunya, que es la marca que se ha utilizado en las últimas elecciones, y la Crida. Este último artefacto, encabezado por el dirigente preso Jordi Sànchez, no ha cubierto las expectativas con las que fue ideado.

Quizás por ello, el principal acuerdo al que llegaron Mas y Puigdemont en su reunión en Waterloo del pasado miércoles fue la de impulsar JxCat como partido. La idea de Mas es volver a aglutinar todo ese espacio político bajo unas mismas siglas, y ayer, en una entrevista en Catalunya Ràdio, fue claro al respecto. Afirmó que JxCat tiene que dejar de ser «una marca» para convertirse en un partido y realizar esta refundación «no más allá del otoño», para estar preparado para la sentencia del procés y todas las eventualidades que puedan ocurrir entonces.

«Mas salió ayer a relajar el ambiente», aseguran voces de la dirección posconvergente. Numerosos cuadros del partido están muy molestos con la falta de dirección política, a la que achacan los desastrosos resultados que JxCat obtuvo en muchas localidades en las últimas elecciones municipales. En este sentido, las advertencias de Mas, serían una invitación a que Puigdemont se implique más en las cuestiones orgánicas, en las que hasta ahora ha demostrado un interés nulo.

El paso al frente de Mas fue más bien tímido. «No me he cerrado nunca con un no rotundo» a ser de nuevo candidato a la Generalitat, dijo, pero añadió: «En condiciones mínimamente normales, mi rol no es volver a presentarme a unas elecciones al Parlament». En todo caso, el expresident está inhabilitado para ejercer un cargo público hasta el próximo mes de febrero.