La negociación no avanza. La reunión que mantuvieron Pedro Sánchez y Pablo Iglesias el pasado lunes en la Moncloa no fue bien, con el presidente en funciones aceptando la entrada de los morados en puestos intermedios de la Administración, y el secretario general de Podemos levantándose de la mesa al no ver satisfecha su pretensión de estar en el Consejo de Ministros. Desde entonces, los contactos se han paralizado. Los socialistas insisten en que el debate de investidura se celebrará en la segunda o tercera semana de julio, y confían en que que salga adelante con el apoyo de Iglesias. Pero la preocupación se ha instalado en el PSOE.

El entorno de Sánchez considera que el jefe del Ejecutivo ya ha dado muestras de cintura negociadora, al aparcar su pretensión de un Gobierno monocolor y abrazar uno de «cooperación». Subrayan que ahora es el turno del líder morado, que continúa defendiendo su entrada en la Moncloa, algo que los socialistas rechazan de plano. «Nuestra propuesta es una prueba de habernos movido de nuestra posición inicial de gobernar en solitario, Unidas Podemos debe hacer lo propio. Estamos a la espera y deseando trabajar para su voto favorable», señalaron ayer fuentes socialistas.

AGENDA APRETADA / La agenda internacional del presidente en funciones tampoco facilita la negociación, cuyos elementos más importantes lleva él con Iglesias. Sánchez estuvo el jueves y el viernes en Bruselas, donde participó en el Consejo Europeo, y esta semana viajará a Osaka (Japón), para asistir a la cumbre del G-20. El tiempo pasa; las conversaciones continúan en el mismo punto.

«La propuesta del PSOE es de cooperación, no de coalición. Unidas Podemos lo sabe. Cooperación en tres niveles: parlamentario, de contenidos e institucional, pero no en el Consejo de Ministros», explican fuentes de la cúpula socialista, recordando las palabras de Sánchez en la capital belga, donde intentó mostrarse conciliador ante la falta de respuesta de Iglesias.

«Planteamos un gobierno de cooperación en tres ámbitos. Uno, parlamentario, donde hemos calificado a Unidas Podemos como un socio preferente. Dos, un acuerdo programático, para poner en marcha todas aquellas cuestiones de avances sociales en los que podamos coincidir con ellos. Y tres, una cooperación institucional.

Ahí Podemos tiene todo el derecho a verse representado en el ámbito de la Administración pública. Es una propuesta razonable, sensata y ambiciosa. Espero contar con su apoyo para la investidura», dijo Sánchez. En el PSOE se esfuerzan en separar lo ocurrido en autonomías como Valencia y Baleares, donde van a gobernar con los morados, de lo que debe ocurrir en el Ejecutivo central.

LAS DIFERENCIAS / «La razón de la cooperación y no la coalición, a diferencia de lo que Podemos nos dice que sí estamos haciendo en autonomías, es que en estas últimas se suman mayorías absolutas y en el gobierno de España no. Hay que ir a una fórmula incluyente, más abierta y razonable para colaborar con el Parlamento sumando más apoyos», argumentan los socialistas, que desde el primer momento han subrayado, sin por otro lado mostrar pruebas de esta tesis, que una coalición con los morados podría complicar el voto a favor de grupos minoritarios que son indispensables en la investidura, como el PNV y el Partido Regionalista de Cantabria.

Hay, también, otros motivos para evitar la fórmula que reclama Iglesias. Los socialistas apuntan a sus diferencias sobre la crisis territorial en Cataluña, que puede elevarse varios grados en otoño, tras la sentencia del Tribunal Supremo sobre el procés, y la desconfianza que sigue planeando sobre la relación de los líderes del PSOE y Unidas Podemos, pese a su entendimiento parlamentario durante los últimos 12 meses, a raíz de la moción de censura. También insisten en que, con Pablo Iglesias o su número dos en el partido, Irene Montero, en el Gobierno de España, Sánchez no podría hacer ninguna remodelación del Ejecutivo que implicara la salida de alguno de los dos, porque un paso así supondría el fin de la legislatura. Pero la versión oficial asegura que no se trata tanto de la figura del secretario general de Podemos como de un «planteamiento político de fondo».

«Cooperación no es lo mismo que coalición -concluyen en el PSOE-. No es una cuestión de nombres y de vetos personales, que no existen, sino de concepción de nuestro planteamiento político de fondo. Un Gobierno de cooperación puede contribuir a facilitar la investidura».

Por otra parte, los plazos se agotan. La ausencia de fecha para la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno tiene bloqueadas la capacidad legislativa y de control del Congreso, lo que ha generado en los grupos una fractura entre los partidarios de esperar lo que sea necesario hasta que haya Ejecutivo y los que consideran que el tiempo de cortesía para buscar apoyos se está agotando.