Pablo Casado está viviendo con incomodidad estas semanas en las que Pedro Sánchez está negociando con discreción su investidura. El presidente del PP no lleva bien las múltiples voces que en su partido consideran que debería acercarse al PSOE y a Ciudadanos para negociar un Gobierno de concentración (como José María Aznar y Cayetana Álvarez de Toledo) o una abstención (Alberto Núñez Feijóo) para facilitar la investidura del secretario general socialista y evitar la influencia de Esquerra en el futuro Ejecutivo.

Ayer, tras un acto de la Comunidad de Madrid, el líder de los populares atendió preguntas de la prensa y, tanto en su intervención inicial como en sus respuestas, parecía que estuviera hablando más a esos dirigentes que al PSOE. Se quejó en varias ocasiones de que la «opinión pública» no se pregunte por qué Sánchez no da explicaciones, ni del caso de los ERE ni de las conversaciones con ERC, cuya abstención necesita para revalidar su presidencia. «Me sorprende que los ojos se pongan en el PP», lamentó.

Casado insistió una vez más en que no ayudará al dirigente socialista a seguir en la Moncloa con su abstención. Solo después, si por sus medios saca la investidura, mantiene la puerta abierta «a acuerdos de gobernabilidad». Él no se ve como «cómplice» de Sánchez. «¿Qué tipo de milagro se espera del PP? ¿Que lo que no consiguieron sus compañeros del PSOE cesándolo como secretario general ahora lo consiga el PP? ¿Alguien cree que Sánchez va a abrazar la posición constitucionalista en Cataluña por llegar a un acuerdo con el PP cuando no nos devuelve ni la llamada?», preguntó en referencia a que el 10-N le telefoneó. Casado lanzó estas cuestiones y espera que, después de varios días de insistencia, hayan llegado a Feijóo, Álvarez de Toledo y Aznar. Se podrá comprobar hoy. El exjefe del Ejecutivo tiene un acto sobre el futuro de Europa junto con el expresidente francés Nicolas Sarkozy.

El actual líder del PP, además, llegó a decir que, en el caso hipotético de que su partido facilitara la investidura, no tendría garantía de que Sánchez, «a la semana siguiente, no pacta los Presupuestos con sus socios de la moción», en referencia a Podemos y los independentistas.

El plan de la Moncloa es cerrar la abstención de los 13 diputados de Esquerra. Sin embargo, si esa hoja de ruta no se completa, en la dirección nacional del PP temen que las miradas se vuelvan hacia Ciudadanos y después hacia los populares. Aritméticamente, el voto afirmativo de los 10 parlamentarios naranjas y la abstención de los del PP (89) y los de Navarra Suma (2), permitirían la investidura del aspirante socialista aunque el resto del hemiciclo votara en contra. El marcador sería ajustado, pero revalidaría el cargo: 130 síes contra 129 noes y 91 abstenciones.