Si algo han tenido en común, quizá lo único, todos los presidente de Gobierno de España desde 1986 es su adscripción sin fisuras al proyecto europeísta. Desde Felipe González a Pedro Sánchez pasando por José María Aznar ( Azores aparte) y Mariano Rajoy. Y nunca hasta ayer, ningún premier español había usado términos tan retadores hacia la Unión Europea como lo hizo Pedro Sánchez en demanda, más bien exigencia, de ayuda con la que superar la futura, más bien presente, crisis económica. Hasta los países más europeístas precisamos pruebas del compromiso real de la UE, que escucha y actúa, pero necesitamos contundencia y solidaridad. Si Europa quiere, Europa puede, sentenció.

Muy en la línea, por tanto, de su homólogo portugués, Antonio Costa, quien afirmó que o Europa hace lo que debe o se acabará. Tras el Consejo Europeo extraordinario del jueves que acabó en un evidente cisma, los países del sur plantan cara a los del norte.

Los orígenes de Europa

Tiró de historia Sánchez. Se remontó, incluso a los orígenes de la estructura súperestatal, es decir, la voluntad de acabar con los conflictos armados a gran escala. Todo ello para preguntarse si, ahora que el continente se enfrenta a la mayor catástrofe desde la segunda guerra mundial, como, recordó, la calificó la cancillera alemana Angela Merkel, la UE iba a defraudar a sus ciudadanos.

Europa no puede ni debe fallar, tiene que estar a la altura del desafío que plantea el covid-19. El resumen, bizarro hasta la fecha en boca de un líder español: Europa se la juega.

Sánchez, que dijo estar repitiendo su intervención en el cónclave europeo, apuntilló que ahora, el mundo enfrenta una guerra contra un enemigo común de los ciudadanos, vivan donde vivan, porque, según añadió, ningún país ha convocado ni atraído este virus que está poniendo a prueba el proyecto europeo.

Nuevo Plan Marshall

En opinión de jefe del Ejecutivo, Europa debe poner en pie una suerte de economía de guerra y promover la resistencia, movilizando gran cantidad de recursos a través de un plan que ha comparado con el Plan Marshall, con el que los EEUU regaron la Europa contendiente en la guerra de entre 1939 y 1945. Es la hora de la UE ante una crisis que está poniendo a prueba a toda la humanidad, ha dicho.

Este gran Plan Marshall de recuperación, como lo bautizó el líder socialista, debe vehicularse vía la mutualización de los mecanismos de deuda, a través de lo que ha denominado como bonos de reconstrucción -ha rechazado el nombre de los popularmente conocidos como coronabonos-, para dar una respuesta común y evitar que cada uno de los países se tenga que endeudar por separado. Nada, por tanto, de rescates más o menos generosos.